


Una joven voluntaria de la Armada Argentina permanece internada en estado delicado tras sufrir una grave lesión en la cabeza durante una práctica antidisturbios en la base naval de Vicente López.
El hecho derivó en una investigación penal con múltiples imputados y allanamientos. La Justicia sospecha que pudo haber existido una agresión deliberada durante el ejercicio.
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La víctima es Brisa Páez, de 21 años, quien apenas contaba con cuatro meses de formación en la fuerza. Según reconstruyeron distintas fuentes, durante el simulacro de control de disturbios, uno de los instructores habría golpeado con fuerza el escudo que sostenía Páez, provocando que cayera de espaldas y golpeara su cabeza contra el suelo. La joven sufrió una lesión axonal difusa, una forma severa de daño cerebral.
El entrenamiento continuó durante varios minutos pese a que Páez mostró signos de desorientación, según testigos. Posteriormente, habría manifestado un fuerte dolor de cabeza, pero pasaron varias horas antes de que fuera atendida por un médico.
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Finalmente fue trasladada al Hospital Militar de Campo de Mayo y luego al Hospital Militar Central, donde fue inducida a coma durante una semana.
La causa está en manos de la jueza federal de San Isidro, Sandra Arroyo Salgado, quien ordenó el miércoles pasado allanamientos en la base naval y en los domicilios de varios implicados. En los operativos se incautaron celulares, documentos internos y registros audiovisuales del ejercicio. Nueve militares resultaron detenidos.
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Aunque en un primer momento se evaluó como un accidente, los testimonios posteriores de compañeras de Páez aportaron elementos que encendieron las alarmas judiciales. Varias jóvenes indicaron que Brisa habría sido tratada con más violencia que el resto del grupo. Incluso, algunas mencionaron la existencia de una posible relación personal previa entre Páez y uno de los instructores, lo que podría haber influido en su trato.
El informe preliminar de la Fiscalía federal advierte que la joven no contaba con la instrucción necesaria para afrontar ese tipo de entrenamiento. Las prácticas, diseñadas para simular situaciones de disturbios, requieren preparación específica que Páez no había recibido. Esa omisión será clave en la investigación por responsabilidades institucionales.







