


El Consejo Agrario Provincial anunció una decisión inédita. El puma, el zorro gris y el zorro colorado ya no podrán ser cazados. Santa Cruz prioriza la conservación por encima de la actividad deportiva.
Marisol Espino, directora de Áreas Protegidas, celebró la resolución. "Este año las cosas cambiaron y cambiaron basadas en la ciencia", afirmó. La protección de los predadores se fundamenta en estudios técnicos y biológicos.
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La resolución se apoya en la Ley Provincial 3.367. Esta ley, sancionada en 2024, impulsó la protección y aprovechamiento racional de la fauna silvestre. La revisión respondió a críticas de especialistas y organizaciones ambientalistas.
La protección abarca tanto a especies autóctonas como introducidas. También incluye animales que retornaron al estado salvaje. Santa Cruz amplía su mirada sobre la biodiversidad.
Entre abril y agosto de 2025, solo se permitirá la caza de guanacos. El límite será de dos ejemplares diarios. La actividad estará estrictamente regulada por las autoridades.
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Las especies invasoras seguirán siendo cazadas sin restricciones. El visón americano, la liebre europea, el conejo europeo y el jabalí están en esa lista. El objetivo es mitigar su impacto sobre los ecosistemas locales.
La decisión refleja un cambio profundo en la gestión de la fauna. La provincia opta por políticas sustentables y basadas en evidencia. La conservación toma protagonismo en Santa Cruz.
La exclusión del puma y los zorros era una demanda histórica. Muchos sectores reclamaban su protección frente a prácticas tradicionales de caza. Ahora, esos reclamos encuentran una respuesta concreta.
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Espino destacó el respaldo científico de la medida. Aseguró que se realizaron amplios estudios de campo. El conocimiento técnico respalda cada decisión adoptada.
La nueva política busca restaurar los equilibrios ecológicos. Los predadores cumplen un rol esencial en la dinámica de los ecosistemas. Su protección es vital para la salud ambiental de la provincia.
La caza de guanacos también será controlada con estrictos protocolos. La idea es garantizar su aprovechamiento racional. La conservación y la regulación caminan de la mano.
Fuente: El Patagónico







