
ACV y demencia, las enfermedades que más dañan el cerebro y pueden prevenirse
Actualidad22/07/2025

El cerebro, centro de decisiones, emociones y memoria, también es blanco de enfermedades que afectan de manera silenciosa pero profunda. En el marco del Día Mundial del Cerebro, que se conmemora este martes, la consigna “Salud cerebral para todas las edades” busca generar conciencia sobre cómo protegerlo desde la infancia hasta la vejez.

La Organización Mundial de la Salud estima que más de 50 millones de personas viven con epilepsia, 57 millones con demencia y cada año mueren 6 millones por accidentes cerebrovasculares. Frente a estas cifras, expertos remarcan la necesidad de comprender que “la salud cerebral implica mucho más que no tener una enfermedad”, como explicó la médica Viviana Cantarutti, quien destacó el rol de la mente en todas las actividades cotidianas.
Detectar los síntomas a tiempo puede cambiar el curso de una enfermedad. En el caso del accidente cerebrovascular (ACV), “reconocer los signos de alerta puede marcar la diferencia entre una recuperación favorable o secuelas permanentes”, advirtió la médica clínica de Ospedyc. En ese sentido, recomendó utilizar la regla “FAST” (Face, Arms, Speech, Time) para identificar rostro caído, dificultad en los brazos, habla alterada y actuar sin demora.
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Cuidar el cerebro comienza incluso antes del nacimiento. La salud de los padres, el control del embarazo, una infancia con estimulación, una adultez activa física y mentalmente, y una vejez con vínculos y chequeos regulares, construyen un sistema de protección invisible pero efectivo. “Cada etapa de la vida ofrece oportunidades para fortalecer la mente”, remarcó Cantarutti.
Muchas veces, los trastornos neurológicos pasan desapercibidos o se minimizan. La falta de diagnóstico o intervención temprana retrasa tratamientos que podrían mejorar la calidad de vida de millones. Informarse, hablar del tema en familia y compartir recursos son acciones concretas para evitar llegar tarde.
La prevención se practica todos los días, en cada decisión que tomamos. Comer alimentos saludables, mantenerse mentalmente activo con hobbies o estudios, caminar, reducir el estrés, cuidar el sueño, evitar el aislamiento y controlar la presión arterial son algunas de las herramientas al alcance de cualquiera. La constancia y la conciencia marcan la diferencia.
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También es importante desconectarse de las pantallas y reconectar con lo real. El uso excesivo de dispositivos digitales altera el descanso, dispersa la atención y reduce la capacidad de concentración. Elegir actividades que estimulen la creatividad, la memoria y el lenguaje puede contrarrestar ese impacto.
Ejercitar el cuerpo es tan necesario como entrenar la mente. El sedentarismo mental produce un desgaste lento, que se manifiesta en olvidos, irritabilidad, confusión y dificultad para adaptarse. Tomar medidas a tiempo puede evitar males mayores. “Decidir cómo organizamos nuestra rutina también es una forma de proteger el cerebro”, reflexionó la doctora.
Este 22 de julio es una invitación a pensar qué hacemos por nuestra mente. No se trata solo de evitar enfermedades, sino de preservar la capacidad de decidir, recordar, sentir y actuar con autonomía. “Una mente sana es la base para una vida plena, autónoma y consciente”, concluyó Cantarutti.
Fuente: NA.




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