


En medio del ajuste económico, Argentina deberá realizar este viernes un nuevo pago millonario al Fondo Monetario Internacional. El desembolso corresponde al pago de intereses y comisiones por la deuda vigente con el organismo. El monto asciende a US$ 620 millones y forma parte del cronograma de vencimientos pactado por el gobierno.
Este es solo uno de los tres vencimientos previstos en 2025, que totalizan aproximadamente US$ 2.000 millones. Los próximos pagos se realizarán el 1 de agosto (US$ 861 millones) y el 1 de noviembre (US$ 883 millones). Todos corresponden a compromisos derivados del crédito original firmado en 2018.
El Gobierno de Javier Milei informó que estos pagos no representan un problema inmediato para las reservas del país. El Tesoro nacional cuenta con US$ 12.000 millones ya girados por el FMI como parte del nuevo acuerdo. Además, se prevé un refuerzo de US$ 2.000 millones en junio y US$ 1.000 millones a fin de año.
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El acuerdo incluye también una serie de desembolsos programados hasta 2029, con cuotas anuales de US$ 1.400 millones entre 2026 y 2028, y un tramo final de US$ 700 millones en 2029. Se trata del tramo restante del crédito por US$ 12.000 millones aprobado por el organismo. El préstamo tiene un plazo de 10 años con período de gracia de 4 años y medio.
Además del FMI, el país recibirá asistencia financiera de organismos multilaterales como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Mundial. Estos fondos contribuirán a sostener el flujo de divisas necesarias para afrontar compromisos internacionales. No obstante, el peso de la deuda con el FMI sigue siendo el más significativo.
Actualmente, la deuda total con el FMI alcanza los US$ 57.000 millones, sumando tanto el remanente del acuerdo de 2018/19 como los nuevos fondos. De esa suma, US$ 41.700 millones pertenecen al crédito original otorgado durante el gobierno de Mauricio Macri. A ellos se suman US$ 15.000 millones correspondientes a los primeros desembolsos del nuevo programa.
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El Gobierno busca mostrar capacidad de pago como señal de estabilidad ante los mercados internacionales. La decisión de cumplir puntualmente con los vencimientos responde a una estrategia de alineamiento con el organismo y de disciplina fiscal. En paralelo, se mantiene el esquema de ajuste interno y recomposición de reservas.
El FMI monitorea trimestralmente el cumplimiento de las metas acordadas, y cada desembolso queda sujeto a aprobación previa. Esto implica una relación constante con el organismo y revisiones técnicas frecuentes. En ese marco, cada pago no solo tiene valor financiero sino también político.
Fuente: NA.







