Vaca muerta ante una tormenta global: Caen los precios y aumenta la incertidumbre

Actualidad02/05/2025Sergio BustosSergio Bustos
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Vaca Muerta enfrenta una tormenta.

El Banco Mundial lanzó una señal de alerta para Vaca Muerta. Su informe de abril anticipa un desplome prolongado en los precios del petróleo, el gas y el carbón.

Las previsiones globales sobre energía marcan una caída sostenida. El crudo Brent podría cotizar en torno a los 64 dólares en 2025. En 2026 caería aún más, hasta los 60 dólares.

El informe plantea una amenaza directa sobre la rentabilidad del shale argentino. Los proyectos en Vaca Muerta requieren alta inversión y precios elevados.

Las tecnologías aplicadas como el fracking no resultan viables con valores deprimidos. Las operadoras dependen de márgenes amplios para cubrir costos operativos.

El diagnóstico global suma tensiones locales. La industria argentina enfrenta una fuerte competencia. Estados Unidos y Canadá tienen ventajas en infraestructura y escala.

En ese contexto, las inversiones extranjeras se repliegan. Vaca Muerta deja de ser una prioridad. Las petroleras buscan mercados con mayor estabilidad.


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El informe también menciona factores geopolíticos. Las guerras, el proteccionismo y la transición energética afectan la demanda. El futuro de los combustibles fósiles genera dudas crecientes.

Las empresas del sector piden reformas urgentes. Exigen cambios estructurales que reduzcan los costos de producción. El modelo extractivo argentino entra en revisión.

Uno de los principales reclamos apunta a los salarios. Las empresas buscan bajar el costo laboral. Los gremios resisten y se tensiona la negociación paritaria.

La presión empresaria crece semana tras semana. Temen que la baja en los precios vuelva inviable toda la actividad. Los sindicatos denuncian atropellos en las condiciones laborales.

El conflicto gremial se intensificó con el último paro general. Los trabajadores petroleros se sumaron con reclamos propios. La CGT acompañó sin intervenir directamente.

Al mismo tiempo, las operadoras exigen descuentos a las empresas de servicios. Las firmas contratistas reciben presiones para reducir sus márgenes. La cadena de valor entra en disputa.

El panorama internacional complica el escenario financiero. La caída en el precio del barril desalienta nuevos proyectos. Los capitales dudan en apostar por desarrollos a largo plazo.


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En ese marco, Argentina suma sus propios problemas. El contexto macroeconómico aleja a los inversores. Las restricciones fiscales, el cepo cambiario y la inflación generan incertidumbre.

A todo esto se suma la inestabilidad política. Los cambios de reglas desaniman a los fondos de inversión. Los planes energéticos pierden consistencia en medio de la crisis.

Las petroleras extranjeras optan por vender activos. El capital nacional toma la delantera en Vaca Muerta. Empresas argentinas aprovechan para expandirse.

Exxon y Petronas ya concretaron su salida. Pluspetrol y Vista compraron sus operaciones locales. El traspaso movilizó más de 3.000 millones de dólares.

Las compradoras creen en el potencial del yacimiento. Los vendedores priorizan capitalizarse para negocios en otros destinos. Las miradas sobre el futuro difieren según el origen.

El caso más exitoso sigue siendo Tecpetrol. Su proyecto en Fortín de Piedra lidera la producción de gas. El grupo Techint apostó fuerte y ganó volumen.

El Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones prometía otra historia. El gobierno apostaba a un aluvión de capital. Pero la ley no generó el efecto esperado.


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Los beneficios fiscales no alcanzaron para retener a los grandes jugadores. Las promesas oficiales se diluyeron con el correr de los meses.

Las empresas nacionales se muestran más cómodas con las reglas locales. Acostumbradas al diálogo político, manejan mejor la volatilidad. La relación con el Estado es parte de su negocio.

En cambio, las multinacionales piden estabilidad jurídica. Quieren reglas claras y acceso libre a divisas. Argentina no ofrece garantías suficientes.

El mercado interno sigue siendo el principal destino de lo producido. Las exportaciones avanzan con límites. El control estatal mantiene influencia sobre los precios internos.

El avance argentino sobre el capital extranjero marca un cambio profundo. Las decisiones sobre la energía se reconfiguran desde adentro.

La crisis global del petróleo suma presión sobre un sector ya tensionado. Vaca Muerta busca alternativas para sostener su producción. La ventana de oportunidad se achica cada vez más.

El futuro de la principal apuesta energética del país depende de resolver sus conflictos internos y adaptarse al nuevo mapa global.

   

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