


El gobierno nacional activó una nueva fase de reformas tras el espaldarazo que recibió en las elecciones porteñas del 18 de mayo. Con la economía mostrando señales de estabilización y el respaldo del Fondo Monetario Internacional, el presidente Javier Milei impulsa cambios que alcanzan desde el orden fiscal y laboral hasta la cultura, el régimen migratorio y el funcionamiento mismo del Estado.


El escenario es diferente al del año pasado, cuando el mandatario postergó el “Pacto de Mayo” y batallaba por la aprobación de la Ley Bases. Hoy, con la inflación bajando, la oposición fragmentada y una estructura gubernamental más consolidada, Milei avanza en su ofensiva desreguladora. En su entorno más cercano ya no se oculta la intención de convertir las elecciones de octubre en un nuevo plebiscito sobre su gestión.
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Uno de los ejes centrales del nuevo momento político es la aceleración de decretos que modifican la estructura estatal. A través de la cartera que conduce Federico Sturzenegger, se eliminaron o reformularon más de 40 organismos. Muchos de ellos tenían alto valor simbólico para el kirchnerismo y sectores progresistas, como el Instituto Juan Domingo Perón, el Museo Sitio de Memoria ESMA o el Belgraniano. Para el gobierno, representan una “burocracia innecesaria”; para sus críticos, un “vaciamiento del Estado”.
En paralelo, se anunciaron cambios de alto impacto sobre el mundo laboral y sindical. Con la nueva categoría de “servicios de importancia trascendental”, se limitará el derecho a huelga en sectores clave como la construcción, los bancos o el comercio exterior. En áreas consideradas “esenciales”, como salud y seguridad, se exigirá garantizar el 75% del servicio durante una protesta. La CGT ya alertó que la normativa podría derivar en nuevos conflictos.
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También se flexibilizaron las condiciones para la tenencia de armas, se endureció el régimen migratorio y se lanzó un esquema para incentivar la circulación de dólares guardados fuera del sistema. El mensaje es claro: el gobierno se siente fortalecido y busca consolidar su hoja de ruta sin dilaciones.
Luis Caputo, figura clave en el equipo económico, fue el encargado de moderar el impacto de la salida del cepo con acuerdos de precios e incluso intervenciones directas en sectores como el alimenticio y automotriz. Aunque esto contradice algunas premisas del ideario libertario, desde Economía justifican la medida como “momentánea” y necesaria para evitar comportamientos especulativos.
El Ejecutivo también avanzó con medidas que buscan alentar el crecimiento pyme y simplificar la vida burocrática de las empresas, eliminando regímenes de promoción que, según la administración, beneficiaban solo a “sectores cercanos al poder”.
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Mientras tanto, Milei prepara el terreno para profundizar reformas más estructurales después de octubre. La eliminación de organismos, la reconfiguración del empleo público, la remoción de beneficios impositivos y los nuevos alineamientos geopolíticos son parte del paquete con el que el gobierno pretende transformar el Estado argentino.
Aunque persisten incertidumbres económicas —la recuperación del poder adquisitivo, el repunte del consumo y la dinámica del empleo formal siguen siendo puntos críticos—, Milei apuesta a que los números duros de inflación y tipo de cambio sostengan el relato de una estabilización en marcha.
Fuente: iprofesional











