El turismo internacional tuvo en abril un saldo negativo de más de 700 mil viajeros

En abril de 2025, el turismo internacional volvió a mostrar signos de desequilibrio para la Argentina, con un balance fuertemente negativo que revela la profundización de una tendencia ya visible desde comienzos del año. De acuerdo con el informe mensual publicado por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), ingresaron al país 699.300 visitantes no residentes, mientras que salieron al exterior 1.425.600 argentinos. La diferencia neta fue de 726.300 personas, consolidando una balanza turística en rojo.

Dentro del total de llegadas, 418.800 correspondieron a turistas extranjeros que pernoctaron al menos una noche en el país. A ellos se sumaron 280.500 excursionistas, es decir, personas que cruzaron la frontera pero no permanecieron durante la noche. En conjunto, esto representa una caída interanual del 4,8% en el turismo receptivo, y una baja aún mayor —del 8,3%— si se lo compara con abril de 2024. La cifra indica una retracción en el ingreso de divisas por esta vía.

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Los principales países emisores de turistas hacia la Argentina en abril fueron Uruguay (18,7%), Brasil (18,5%) y las naciones europeas en conjunto (15%). Por modalidad de ingreso, el 45,2% llegó por vía aérea, el 42,9% lo hizo por vía terrestre y el 12% restante utilizó medios fluviales o marítimos. Estos porcentajes muestran una distribución bastante equilibrada, aunque con un ligero predominio de los vuelos internacionales.

En contraste con el retroceso del turismo receptivo, el turismo emisivo —es decir, la cantidad de residentes que salieron del país— creció significativamente. En abril viajaron al exterior 1.425.600 argentinos, de los cuales 881.200 fueron turistas y 544.400, excursionistas. Esto implica un aumento del 24% interanual, y confirma la alta propensión de los residentes a vacacionar fuera del país pese al contexto económico.

El informe detalla que el 77% de esos viajeros eligieron destinos en países limítrofes. Brasil concentró el 26,8% de las salidas, seguido por Chile con el 24,6% y Paraguay con el 11,5%. Por tipo de transporte, el 51% salió del país por vía terrestre, el 41,6% utilizó aviones y el 7,5% embarcaciones o ferris. La cercanía geográfica y la conveniencia cambiaria juegan un rol clave en la elección de los destinos regionales.

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La diferencia entre la cantidad de viajes de entrada y salida evidencia un comportamiento sostenido. Mientras que se registraron 727.700 ingresos —sumando turistas y excursionistas—, los egresos fueron casi el doble. Esta brecha refleja no solo una tendencia estructural, sino también un desafío para el sector turístico nacional, que necesita generar mayor atractivo y competitividad. El saldo negativo de abril se alinea con lo ocurrido en los primeros meses del año.

El dato reviste importancia económica porque el turismo receptivo es una fuente directa de ingresos de divisas. A menor cantidad de extranjeros en el país, menor ingreso por consumos en hotelería, gastronomía, transporte y actividades recreativas. A su vez, el aumento del turismo emisivo implica una salida de divisas que impacta en la balanza de pagos nacional.

Especialistas en turismo advierten que esta dinámica responde a una combinación de factores. Entre ellos se destacan la alta inflación interna, la falta de promoción sostenida en mercados estratégicos, las dificultades en el sistema de conectividad aérea y la percepción de costos elevados para el visitante internacional. Las políticas turísticas deben adaptarse para revertir este escenario.

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En este contexto, se vuelve relevante la revisión de los incentivos al turismo extranjero y las estrategias de posicionamiento del país como destino. Argentina cuenta con atractivos naturales, culturales y gastronómicos ampliamente valorados a nivel internacional, pero los números actuales indican que no logra capitalizarlos de manera eficaz. Los números de abril refuerzan la urgencia de generar condiciones más favorables.

Por el lado del turismo emisivo, se observa una tendencia a buscar mejores precios y servicios en países vecinos, algo que también podría estar relacionado con la pérdida de poder adquisitivo local. Muchos argentinos planifican sus viajes en función del tipo de cambio y promociones regionales, lo que deja a la oferta nacional en una posición de desventaja. La competitividad de precios es un factor central en la elección del destino.