
Trabajadores y familias de la pesca llegaron a #LA17 para que su voz se escuche
Chubut12/06/2025


Afuera, el puerto permanece quieto. Los barcos no zarpan. Adentro, en los estudios de #LA17, un grupo de trabajdores y familias se acomoda frente al micrófono. No son delegadas ni sindicalistas. Son esposas, madres, hermanas, hijos, marineros. Llegaron para ponerle voz al silencio de cientos de familias que sobreviven desde hace meses sin trabajo, sin ingresos y sin respuestas.

“Esto no es una queja, es un grito de auxilio”, se dijo al comenzar la entrevista en vivo. En sus palabras no hay slogan, hay urgencia. Porque cuando los barcos no salen, las casas se hunden. No hay obra social, no hay escuela, no hay comida caliente todos los días. Lo que sí hay: ansiedad, angustia y una heladera cada vez más vacía.
OTRAS NOTICIAS:
El conflicto pesquero ya tiene ribetes estructurales. Pero lo que duele no es solo la estadística: es la vida diaria. “¿Alguien sabe lo que es administrar?”, preguntó una de las mujeres. Se refiere a los 400 mil pesos que cobran muchos marineros relevos. Parece una cifra razonable, hasta que se la contrasta con un alquiler que supera los 600 mil. “De ahí hay que sacar para comida, luz, impuestos, vestimenta, salud…”, enumeraron.
Mientras el conflicto se posterga entre reuniones, comunicados y disputas entre sindicatos y empresarios, las familias se reinventan. “Vendemos tortas fritas, hacemos rifas, buscamos changas, lo que sea”, explicaron. Pero eso no alcanza. La mayoría de los marineros son relevos: si no embarcan, no cobran. No hay ingreso fijo. No hay previsión.
OTRAS NOTICIAS:
La situación repercute con fuerza en los hogares. Una de las personas entrevistadas se quebró al recordar que su hijo de diez años le preguntó si podía trabajar. Otra contó que su hijo salió a limpiar un patio por diez mil pesos. “Esto no es digno, ni para ellos ni para nosotros”, dijo. A su lado, una madre de familia, también trabajadora de planta en temporada, explicó que sin actividad en el muelle, tampoco hay tareas en las pesqueras. La cadena está rota.
En ese contexto, las familias redactaron y entregaron una carta al intendente de Puerto Madryn. El contenido es demoledor: “Nos estamos cayendo a pedazos, en silencio, con angustia y bronca. Hay familias que comen en la casa de sus padres porque no tienen ni un paquete de arroz. No pedimos favores, pedimos trabajar”.
Los testimonios intercalan reclamos firmes con descripciones íntimas. La imposibilidad de mantener a los hijos que estudian en otras ciudades, la venta de bienes personales para cubrir servicios básicos. “¿Cómo se mantiene un chico en la universidad de Buenos Aires si no podés pagar la luz en tu casa?”, cuestionaron.
OTRAS NOTICIAS:
A lo largo del encuentro en #LA17, quedó claro que las familias no buscan lástima. Quieren que el trabajo vuelva. No piden aumentos ni beneficios extra. Solo que se reactive la actividad bajo el convenio firmado el año pasado. “El convenio es dignidad. Nos costó años de lucha y lo vamos a defender”, dijeron.
En el cierre, la escena más fuerte llegó con la voz de Diego, un niño que acompañó a su mamá a la radio. “Mi mamá tiene que alimentar hijos. No tenemos ni lápices ni mochila para la escuela. Usamos la del año pasado”, dijo. Con esa frase, selló una entrevista que no fue una proclama gremial, sino un testimonio colectivo de desesperación social.
El conflicto pesquero lleva meses sin solución. Mientras, Madryn se apaga, como repitieron las entrevistadas. “Todo depende de la pesca: los taxis, los almacenes, los comedores, los locales de barrio”, afirmaron. A eso se suma un dato que muchas veces se olvida: tras cada marinero hay una familia que sostiene, contiene y también se hunde cuando las decisiones no llegan.
OTRAS NOTICIAS:
Las mujeres se despidieron con agradecimiento. Dejaron claro que no quieren violencia ni enfrentamientos, pero advirtieron que la tensión social aumenta. “Ya paramos a muchos compañeros para que no reaccionen, pero esto no se aguanta más. Que se sienten los políticos. Que los empresarios se hagan cargo. Que liberen la pesca. Porque el hambre ya está en las casas”.
Fotos: Jorge Viveros en estudio, Valeria rivas en exteriores









