
El combustible ya no es más barato en el sur y las provincias van por la coparticipación
Actualidad30/06/2025


El sur dejó de ser una excepción. Por primera vez en más de tres décadas, el gasoil cuesta más en la Patagonia que en Buenos Aires. Y en paralelo, las provincias exigen recuperar una porción de lo que Nación recauda con cada litro que los usuarios cargan en las estaciones de servicio.


La bronca se activó por doble vía. Por un lado, YPF lanzó un sistema de “uberización” de precios que ajusta la tarifa según la demanda, con tecnología e inteligencia artificial. Por otro, los gobernadores pusieron sobre la mesa un reclamo histórico: ¿dónde está la plata del Impuesto a los Combustibles Líquidos?
Ese tributo se creó para financiar obras viales y mantener las rutas, pero las provincias aseguran que los fondos se centralizan en Nación, sin control ni devolución al interior. Hoy, la cifra retenida ronda los $1,2 billones.
El 23 de junio, los mandatarios provinciales firmaron un documento conjunto en el CFI, en el que piden eliminar los fondos fiduciarios nacionales financiados con ese impuesto, para que cada jurisdicción decida cómo usar su parte.
“Las rutas nacionales pasan por nuestras provincias, pero las terminamos arreglando nosotros”, disparó Rolando Figueroa (Neuquén). “Es una discusión medular”, advirtió. El reclamo no es nuevo, pero ganó fuerza con los aumentos en los surtidores.
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Alberto Weretilneck (Río Negro) reforzó la queja en X: “Esa plata, que paga cada argentino cuando carga combustible, termina en fondos fiduciarios sin control, sin transparencia y sin impacto real en el interior”.
Desde Chubut, Ignacio Torres planteó la necesidad de avanzar hacia una “matriz fiscal más justa” y celebró la posibilidad de que las provincias administren esos fondos de forma directa.
El reclamo llegó al Congreso. La diputada pampeana Marcela Coli presentó un pedido de informes para conocer el destino de lo recaudado. “No sabemos en qué se distribuyen los porcentajes del impuesto, a dónde va ni en qué se usa”, advirtió.
La queja se sostiene en datos duros. Según el sitio Surtidores, en mayo el litro de gasoil costó $1.182 en Buenos Aires y $1.250 en Chubut. En Neuquén superó los $1.300. El beneficio impositivo creado en 1998 para amortiguar costos en zonas desfavorables ya no se refleja en los precios.
Ese régimen abarcaba a las provincias patagónicas, La Pampa, el partido de Patagones (Buenos Aires) y Malargüe (Mendoza). La lógica era simple: el transporte de combustible cuesta más, el clima exige mayor demanda y las rutas son largas y castigadas.
“El beneficio existe en papel, pero ya no se nota en el surtidor”, resume el economista Nicolás Taiarol. Y explica por qué: el impuesto es un monto fijo por litro y no un porcentaje. En 2016, el cálculo cambió. Durante el gobierno de Alberto Fernández, se congeló. Y con Milei comenzó a descongelarse en cuotas.
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“Mientras estuvo congelado, el impuesto perdió peso dentro del precio total. Eso hizo que el descuento regional se diluyera”, detalló Taiarol. El decreto 368/2025 estableció una actualización escalonada, pero no recuperó el peso que tenía años atrás.
El reclamo también incluye el estado de las rutas. En La Pampa, la diputada Coli denunció tramos intransitables en la Ruta 151. “Hay pozos que parecen cráteres. Hay empresas de transporte que bajaron sus frecuencias. Y se producen muchos accidentes”, afirmó.
La situación se repite en otras zonas productivas. Las provincias petroleras denuncian deterioro por el tránsito pesado de camiones. “Las rutas por donde se transporta petróleo o granos están destruidas”, advierten los técnicos que acompañan a los gobernadores.
Mientras tanto, YPF avanza con su proyecto de tarifas inteligentes. En estaciones automáticas de CABA, Rosario y Mendoza, la nafta y el gasoil cuestan 5% menos entre la medianoche y las seis de la mañana. El plan se extenderá al resto del país en los próximos meses.
La petrolera estatal montó una oficina con IA en Puerto Madero para gestionar los nuevos precios en tiempo real. El objetivo: mejorar el servicio, reducir esperas y bajar costos en franjas horarias con poca demanda.
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Pero para las provincias, la discusión es otra. Los gobernadores ven que sus ciudadanos pagan más y que la infraestructura empeora. No se oponen a la innovación, pero piden que la recaudación se distribuya con criterio federal.
La pelea recién empieza. Y suma apoyo político en distintos bloques del Congreso. El combustible sube, los impuestos se cobran, pero los recursos no vuelven. Y el sur, otra vez, levanta la voz.








