
“¡Dale, que vos podés!”: el mensaje de la "Locomotora" cuando estuvo en Madryn
Actualidad16/07/2025

La exboxeadora Alejandra “Locomotora” Oliveras permanece internada tras haber sufrido un accidente cerebrovascular, y su estado de salud genera preocupación. Mientras se multiplican los mensajes de aliento, en Puerto Madryn muchos recuerdan su paso por la séptima edición de la carrera Destino Madryn en septiembre de 2024, donde su energía, su voz y sus palabras dejaron una huella profunda.

Aquel día, su presencia cambió el tono del evento. No fue solo una figura famosa más en una carrera de aventura. Caminó entre los más de 1600 participantes, subió sin libreto, abrazó, gritó, lloró, entrevistó y empujó con palabras a cada corredor que cruzaba la meta. “No se dejen pisar la cabeza, no se dejen basurear, luchen cada vez que se caigan”, dijo con los puños cerrados y el corazón abierto frente a una multitud emocionada.
Entre todas las historias, una en particular conmovió a la Locomotora y al público presente. Un padre participó de la competencia llevando consigo a su hija Milagros, nacida sin brazos ni piernas, que lo acompañó durante todo el circuito. No fue la primera vez que lo hacían juntos, pero esa jornada los unió de una forma distinta. “Verle la sonrisa a mi hija en cada llegada es el premio más grande que yo recibo”, dijo el papá en una entrevista espontánea que le hizo Oliveras frente a todos.
La exboxeadora lo escuchó, y no dudó en acercarse a la niña y elogiar su fuerza vital. “Sos una campeona de la vida y tu papá un gran campeón”, expresó ante el aplauso general. Fue un momento breve, pero contundente, que resumió lo que representa el deporte cuando se mezcla con amor, resistencia y dignidad.
Hoy, ese mismo mensaje toma otra dimensión. Oliveras se encuentra hospitalizada, lejos de los escenarios y los micrófonos, pero las imágenes de aquel encuentro, grabadas en celulares y en la memoria colectiva, siguen circulando en redes y entre los corredores. Lo que dijo ese día, hoy se lee con otra sensibilidad. “El ser humano tiene esa capacidad”, insistía una y otra vez. La de caer y volver a pararse.
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Durante toda la jornada, Oliveras se movió con una naturalidad arrolladora. No estaba en un lugar protocolar ni buscaba brillar sola. Se mezcló con el barro, el polvo y el sudor, acompañó llegadas, empujó en las salidas y celebró sin distancias. Para muchos fue la primera vez que la veían en vivo, y el impacto no pasó desapercibido. Su carisma es físico, verbal y emocional. Eso la convirtió en referente para muchas mujeres, deportistas o no.
Destino Madryn tuvo ese año un condimento especial: una presencia auténtica que hizo del evento algo más que una competencia. La carrera fue dura, como siempre, pero ese día el cansancio pesó menos. Su energía marcó el ritmo de cientos de personas que todavía recuerdan su voz gritándoles desde los costados: “¡Dale, que vos podés!”.
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El vínculo que se formó entre la Locomotora, los corredores y las historias anónimas sigue vivo. No se trata de una anécdota del pasado. Cada vez que se menciona su nombre, muchos la asocian a esa tarde ventosa frente al mar, donde una mujer sin guantes de boxeo volvió a empujar a otros con su sola presencia.
Mientras continúa en recuperación, su paso por Madryn se resignifica como un mensaje de vida que permanece. Porque cuando un cuerpo se detiene, a veces es la memoria la que sigue corriendo por nosotros.









