Colapso frutícola en San Antonio Este: exportaciones en mínimos históricos y Rusia como último sostén
Actualidad21/07/2025
Sergio Bustos
Puerto de San Antonio.
El puerto de San Antonio Este cerró el primer semestre con una caída del 25% en sus exportaciones. Solo embarcaron 113.400 toneladas, muy lejos de las 500.000 que marcaban el ritmo hace dos décadas.
Es el segundo peor registro semestral desde su apertura. El único antecedente más bajo fue en 2012, año atravesado por el conflicto entre Rusia y Ucrania, que paralizó parte del comercio.
Las peras siguen siendo el principal producto, pero su caída golpea de lleno. Se enviaron 97.100 toneladas, lo que representa un 28% menos que en 2024. “El corazón del puerto está en las peras, si caen ellas, cae todo”, resumen los operadores.
Las manzanas, aunque más estables, no logran compensar la caída. Con 12.700 toneladas exportadas, mantienen su volumen pero sin aportar crecimiento al balance general.
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Peras y manzanas representan el 96% de la actividad del puerto. Esa concentración deja al sistema expuesto a cualquier vaivén del mercado o la producción.
La falta de diversificación preocupa. No hay nuevos productos que ganen volumen. “El puerto depende de dos frutas y de un solo destino fuerte: eso no es sustentable”, advierten desde el sector.
Rusia sostuvo los números con importaciones por 56.770 toneladas. Es el único mercado que creció en plena crisis y hoy absorbe más del 50% de la fruta patagónica.
San Petersburgo se convirtió en la principal puerta de entrada. A pesar de las tensiones geopolíticas y las sanciones, mantuvo la demanda y consolidó su vínculo con el Alto Valle.
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Estados Unidos, históricamente uno de los principales compradores, recortó su participación. Con 18.100 toneladas importadas, marcó una baja del 37% en relación al mismo semestre del año pasado.
El caso norteamericano revela un cambio en la logística. Buena parte de los embarques hacia ese destino ya no sale desde SAE sino desde otros puertos, lo que explica parte del retroceso.
Holanda, tercer destino en volumen, también cayó. Recibió 11.500 toneladas, un 24% menos que en 2024. Su rol como redistribuidor para Europa pierde fuerza.
Más allá de los mercados, el problema arranca en origen. La producción frutícola sufre por la baja rentabilidad, la falta de inversión y la escasa renovación tecnológica.
“No hay fruta exportable en cantidad ni con la calidad que exigen afuera”, reconocen desde las cámaras del sector. Las exigencias sanitarias y de presentación son cada vez más altas, y muchos productores no llegan a cumplirlas.
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El puerto no escapa a esa realidad. Sin volúmenes ni productos nuevos, su operatividad cae y su rol estratégico se diluye.
La falta de políticas específicas agrava la situación. Los incentivos al comercio exterior son débiles, y los costos logísticos internos aumentan mes a mes.
El resultado es una estructura portuaria que trabaja muy por debajo de su capacidad. “Hoy SAE opera al 20% de lo que podría. Es insostenible”, admiten desde la Terminal.
Productores, operadores y exportadores piden una mesa de trabajo urgente. Reclaman inversiones, financiamiento, asistencia técnica y un plan logístico federal.
Mientras tanto, Rusia sostiene el sistema. Pero nadie cree que eso alcance para revertir el deterioro si no aparecen nuevas estrategias.
El puerto de San Antonio Este fue durante años la puerta de salida de la fruta patagónica al mundo. Hoy es solo un reflejo de lo que supo ser.
Si no se revierte la tendencia, el próximo semestre podría marcar otro récord, pero en rojo. Y el golpe lo sentirá no solo Río Negro, sino toda la cadena frutícola del país.
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