
Alertan por el posible regreso de “la niña” y advierten impacto en la agricultura argentina
Actualidad21/07/2025

El fenómeno climático conocido como “La Niña” podría regresar antes de lo previsto y su impacto ya genera preocupación en distintos sectores de la Argentina, en especial en el ámbito agrícola. Según adelantó el sitio especializado Meteored, varios modelos internacionales comenzaron a coincidir en el regreso del patrón climático, con indicios claros que marcan un proceso de enfriamiento sostenido en las aguas del Pacífico ecuatorial, zona clave para este tipo de eventos.

La posibilidad de que “La Niña” se instale sobre Sudamérica durante los primeros meses del verano despierta inquietud por su historial de consecuencias en el país. Si bien los registros actuales todavía ubican la temperatura del agua dentro de los márgenes de neutralidad, las tendencias recientes fortalecen la hipótesis de una transición hacia un nuevo ciclo frío, lo que podría modificar drásticamente los patrones de lluvias y temperaturas.
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En términos técnicos, “La Niña” es una fase del fenómeno ENOS (El Niño–Oscilación del Sur) que provoca un enfriamiento a gran escala del océano Pacífico central y oriental. Este proceso altera la circulación atmosférica global, genera cambios en los vientos y, en consecuencia, modifica el comportamiento del clima en regiones enteras, incluyendo buena parte del territorio argentino.
En nuestro país, el regreso de “La Niña” se asocia generalmente a una marcada disminución de las lluvias en el centro y norte del país, condiciones que pueden derivar en sequías prolongadas. Además, se intensifican los riesgos de heladas tardías en primavera, lo que complica el desarrollo de cultivos clave como el trigo, el maíz y la soja, pilares de la economía agroexportadora.
Meteored también explicó que este tipo de años suele presentar una circulación del oeste más débil y un refuerzo del anticiclón del Atlántico, un patrón que dificulta el ingreso de humedad desde el norte y promueve climas más secos. En ese contexto, disminuye la cobertura nubosa, aumenta la radiación solar directa y se incrementa la evapotranspiración, lo que puede perjudicar el balance hídrico de los suelos y acelerar el estrés de los cultivos.
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Aunque no todo es negativo, ya que algunos períodos secos favorecen tareas específicas del ciclo agrícola, los especialistas advierten que la persistencia de estas condiciones puede provocar pérdidas económicas considerables si no se gestionan con tiempo. Las decisiones de siembra, fertilización y manejo de riesgo climático serán fundamentales si el fenómeno termina por consolidarse hacia fin de año.
El informe también remarcó que aún no se puede hablar de un retorno confirmado, pero sí de señales cada vez más consistentes. En especial, el monitoreo del enfriamiento en la región del Pacífico llamada “Niño 3.4” —indicador central de ENOS— comenzó a mostrar comportamientos similares a los observados en transiciones anteriores a años Niña.
De concretarse, la influencia de “La Niña” se sentiría durante gran parte de la campaña 2025/26, afectando tanto la planificación productiva como el rendimiento final. Por ello, los organismos climáticos y agrícolas ya comenzaron a emitir alertas tempranas y a sugerir estrategias de adaptación para productores.




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