Restos arqueológicos salieron a la luz por el viento en un campo de Neuquén
Actualidad24/07/2025
REDACCIÓN
Restos arqueológicos
El hallazgo de restos arqueológicos en un paraje rural del norte neuquino reactivó el interés por la memoria de los pueblos originarios en la Patagonia. La aparición se produjo en un campo ubicado a unos 170 kilómetros al sur de Rincón de los Sauces, en la zona conocida como El Cortaderal, cerca de la confluencia entre Neuquén, Mendoza y La Pampa.
El descubridor fue Omar Barros, quien registró los restos durante una visita al puesto de su tío, Rubén Díaz. Según relató en un video que se viralizó en redes sociales, los restos se encontraban esparcidos por el terreno, al descubierto por acción del viento. “Les dimos un descanso digno en una sepultura”, explicó.
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En las imágenes se observan fragmentos óseos, puntas de flecha y restos de cerámica, que el puestero asocia a antiguos asentamientos mapuches. “Siempre encontramos cosas así, son parte de lo que llamamos picaderos, chozas donde se quedaban semanas o meses”, contó. Según Barros, esta clase de hallazgos no es nueva para los habitantes del campo.
La Policía provincial no recibió denuncias ni reportes formales sobre el video, aunque el caso generó consultas sobre el valor patrimonial del lugar. Por ahora, no hubo intervención oficial de especialistas ni de organismos dedicados a la preservación arqueológica, lo que evidencia una brecha entre el saber local y la mirada institucional.
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“Al principio dejábamos que vengan a recorrer, pero algunos se llevaron bolsas llenas de puntas de flecha”, lamentó Barros. Por esa razón, decidieron no divulgar más la ubicación precisa del sitio. “Para nosotros, ser mapuche es sagrado”, dijo. La protección comunitaria del territorio se volvió una prioridad.
La zona del hallazgo es inhóspita y de difícil acceso, rodeada de campos alambrados y sin presencia estatal directa. Esa condición ha permitido que los objetos permanezcan durante décadas sin intervención, pero también los expone a saqueos o pérdidas irreversibles.
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En diálogo con La Mañana de Neuquén, Barros insistió en que estos restos siempre formaron parte del paisaje familiar. Habló de puntas de piedra, fragmentos de jarrones y hasta restos de huevos de avestruz. “Los huesos aparecen cada tanto, son parte de nuestra historia”, explicó.
El hallazgo vuelve a poner en foco la relación entre la vida rural, la historia oral y la herencia indígena. En muchos casos, el conocimiento sobre estos espacios no está documentado oficialmente, pero se transmite de generación en generación como parte de una memoria viva.
Fuente: LMN. La Arena
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