
Hallan en Madagascar un barco pirata hundido con un tesoro de 1721 valuado en 138 millones
Actualidad19/08/2025
Sergio Bustos
Un equipo internacional de arqueólogos marinos confirmó un descubrimiento histórico en Madagascar. Bajo las aguas de Nosy Boraha encontraron los restos de la Nossa Senhora do Cabo, un navío portugués capturado en 1721 con un cargamento de oro, perlas y objetos religiosos.


El barco había partido de Goa rumbo a Lisboa con el virrey de la India portuguesa y el arzobispo de Goa a bordo. El 8 de abril de 1721 fue asaltado por piratas al mando de Olivier Levasseur, apodado “El Buitre”, uno de los capitanes más temidos de la época.
La captura fue rápida y sangrienta. Los piratas hallaron en sus bodegas lingotes de oro, cofres de perlas, estatuillas de marfil, cruces talladas y piezas devocionales destinadas a la nobleza lisboeta.
Tras el saqueo, la embarcación fue llevada a Madagascar, donde el botín se repartió entre los corsarios. La isla de Nosy Boraha, entonces conocida como Île Sainte-Marie, era un refugio de piratas europeos durante el siglo XVIII.
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En la excavación submarina se recuperaron más de 3.300 objetos: monedas de oro con inscripciones árabes, porcelanas finas, cerámica asiática y figuras religiosas en marfil. El valor estimado supera los 138 millones de dólares actuales.
Los arqueólogos también hallaron restos humanos y fragmentos personales. Se cree que pertenecen a parte de la tripulación o a los 200 esclavizados mozambiqueños que viajaban en el barco, cuyo destino final aún es un misterio.
El hallazgo tiene además un fuerte componente simbólico. “Las figuras marianas y los elementos litúrgicos reflejan el poder de la Iglesia en el imperio portugués”, explicaron los investigadores. El viaje representaba la unión de la corona y la cruz en el dominio colonial.
El virrey fue liberado tras el pago de un rescate, pero del arzobispo de Goa nunca más se supo. Tampoco existe documentación que aclare lo ocurrido con los esclavos.
Buena parte del pecio permanece bajo arena, lo que hace pensar que aún pueden aparecer piezas inéditas. El equipo científico proyecta nuevas campañas pese a la complejidad técnica del sitio.
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El capitán Olivier Levasseur, conocido como “El Buitre”, quedó envuelto en leyenda. Según crónicas de la época, escondió parte del tesoro en islas cercanas y dejó un criptograma como pista. Hasta hoy, buscadores de fortuna intentan descifrarlo sin éxito.
La localización de la Nossa Senhora do Cabo reaviva esa historia. Los expertos creen que algunos de los artefactos hallados coinciden con las descripciones del botín perdido del corsario francés.
El descubrimiento también confirma el rol de Nosy Boraha como epicentro de la piratería en el océano Índico. Entre 1700 y 1730, decenas de barcos hundidos quedaron en sus aguas, lo que convierte a la isla en un museo submarino único.
Más allá del oro y las perlas, el hallazgo aporta piezas de enorme valor histórico. “El océano guardó durante tres siglos un relato de codicia, religión y violencia que ahora sale a la superficie”, resumieron los arqueólogos a cargo de la misión.
















