El MAS se desmorona en Bolivia pero Evo Morales conserva influencia en las calles

Según el análisis publicado por Radio Francia Internacional en su podcast Noticias de América, el MAS sufrió una hecatombe en la primera vuelta presidencial boliviana, quedando sin figuras con capacidad de sostener el liderazgo. Tras casi dos décadas de dominio, el partido quedó desarticulado entre las disputas de Evo Morales con el presidente saliente, Luis Arce, la disidencia del titular del Senado, Andrónico Rodríguez, y la baja adhesión lograda por el candidato Eduardo del Castillo.

El diputado Héctor Arce, cercano a Evo Pueblo, fue contundente: “El MAS está muerto, está desmantelado, ha quedado desorientado porque no hay un liderazgo que pueda buscar la unificación”, y acusó a varios de sus referentes de ser “prostitutos políticos” que se apropiaron irregularmente de la sigla. Para el legislador, la organización quedó “pulverizada” en este proceso electoral.

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Pese a ello, Evo Morales conserva una capacidad de acción nada desdeñable. El expresidente alentó a sus bases a votar en blanco como mecanismo de boicot y consiguió un resultado inesperado: más de 1,2 millones de votos nulos, equivalentes al 19,2%, un récord histórico en Bolivia. Esa base de apoyo, concentrada en sectores rurales e indígenas, le permite mantener presencia política aunque sin poder institucional.

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El investigador Roberto Laserna subrayó que la estrategia de Morales constituye un riesgo para la estabilidad. “Evo mantiene hasta casi el 15% de su base electoral. Esto representa un riesgo para el sistema político, porque ese bloque está por fuera de las instituciones. Pueden movilizarse en las calles y, como tienen poco que perder, generar mucho conflicto y convulsión social”, advirtió.

En contraste, los candidatos del MAS que compitieron en la primera vuelta no lograron consolidarse. Andrónico Rodríguez alcanzó apenas un 8,2% de los votos y Eduardo del Castillo un magro 3,2%, sin capacidad de articular un proyecto alternativo.

El contraste entre la debilidad electoral del partido y la resistencia de Evo Morales muestra la paradoja de un movimiento que perdió el poder institucional pero mantiene capacidad de presión. Para Héctor Arce, los dirigentes actuales apelan a los recuerdos de los 14 años de gobierno de Morales porque “de los cinco años de Lucho Arce no pueden mostrar nada”.

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Este escenario abre interrogantes sobre el futuro de la izquierda boliviana. Mientras el MAS parece en retroceso y desmembrado, Evo Morales conserva una base fiel capaz de incidir en la agenda nacional, incluso desde fuera de las instituciones. La combinación de debilidad partidaria y resistencia callejera marca un nuevo capítulo en la política del país.

Material publicado por gentileza Radio Francia Internacional