Un giro político histórico en Bolivia en medio de una crisis económica que golpea a todo el país

Bolivia vive un cierre de ciclo que se siente en las calles, en los mercados y en la conversación pública, donde las expectativas conviven con la desconfianza por el deterioro económico. La base informativa surge del podcast Grandes Reportajes de RFI, donde un equipo de corresponsales analiza el impacto del giro político y la compleja herencia económica. En ese marco se multiplican voces que expresan un deseo de renovación: "Queremos una nueva Bolivia, una nueva estructura, una nueva vida", señala una comerciante entrevistada, reflejando un clima generalizado que se repite en distintos barrios y regiones del país.

El triunfo electoral del centroderecha de Rodrigo Paz desplaza al Movimiento al Socialismo, un partido que marcó dos décadas de la política boliviana. Esa corriente nació con fuerza en 2005, cuando Evo Morales irrumpió en el escenario nacional con un discurso que prometía transformar las bases económicas del país y reclamaba recuperar los recursos naturales. En aquel momento afirmaba: "Ahora estamos acá para nacionalizar todos los recursos naturales, para recuperar todos los recursos naturales que han sido subastadas", una frase que sintetizaba el proyecto político que moldeó la economía boliviana durante años.

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Hoy el contexto es muy distinto. La economía llega exhausta al cambio de gobierno, con escasez de dólares, caída de exportaciones y largas filas para cargar combustible. En zonas como Santa Cruz, el panorama se repite en estaciones de servicio donde choferes profesionales describen la situación con preocupación. Un transportista recuerda que "con la falta de gasolina, nos quedamos como 4 o 5 horas haciendo fila para poder cargar. Es un perjuicio para nosotros", mientras una taxista relata que "es terrible porque se hacen unas colas impresionantes, a veces uno tiene que hacer cola durante 24, 48 horas", una postal que evidencia la magnitud de la crisis energética.

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El economista Gary Rodríguez analiza que la dependencia del gas se convirtió en un factor detonante del deterioro económico. Para él, la estructura estatal quedó atrapada en un modelo que perdió fuerza cuando los grandes yacimientos dejaron de producir y las empresas extranjeras redujeron su inversión. Sostiene que "hoy en día, cerca del 60% del consumo de gasolina y más del 90% del consumo de diésel debe ser importado", un dato que explica la presión sobre las reservas y el mercado cambiario, donde la falta de divisas alimenta especulación y volatilidad.

En los centros urbanos, el aumento de precios se siente en la vida cotidiana. Comerciantes como Justina calculan costos con la memoria reciente de otros valores y lo resumen con la contundencia de los mostradores: "Hace 2 años el mejor arroz costaba 7 pesos, casi un dólar. Ahora, ni siquiera el mejor arroz cuesta 15 pesos", mientras familias enteras reorganizan compras y reducen gastos. La farmacéutica Belkis observa un escenario similar en los medicamentos y afirma que "algunos han subido más del 130%", lo que obliga a muchos pacientes a optar por genéricos.

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Las tensiones políticas dentro del MAS profundizan la sensación de cierre de etapa. Exdirigentes y figuras históricas del espacio expresan posiciones duras sobre la interna. Wilma Alanoca sostiene que "que la elección como candidato de Luis Arce definitivamente fue un error" y acusa al expresidente de haber reconfigurado estructuras internas con motivaciones personales. En la misma línea plantea: "¿Para qué corrompió a la dirigencia? Para tener 'su propio pacto de unidad'", atribuyendo a esas decisiones una parte del declive electoral reciente.

Desde otro sector, Hugo Moldiz describe un partido fracturado que perdió capacidad de conducción y debate estratégico. Asegura que "las organizaciones políticas y sus dirigentes se habían convertido en actores pasivos bastante proclives a la prebenda", y que los choques entre Arce y Morales aceleraron la ruptura. A pesar de ese contraste interno, ambos sectores insisten en que el ciclo del MAS no está cerrado y prometen rearticulación futura. Moldiz lo sintetiza en una frase que repiten muchos militantes: "Hay que esperar, no sé cuánto tiempo, puede ser más rápido de lo que pensamos".

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Mientras tanto, el nuevo gobierno intenta proyectar una imagen de cambio con medidas orientadas a enfrentar la crisis económica. Rodrigo Paz presentó acuerdos financieros con organismos regionales y anticipó un enfoque que él mismo define como "capitalismo para todos", una fórmula que genera expectativas pero también interrogantes en un país que transitó dos décadas bajo un modelo estatista.

Material publicado por gentileza Radio Francia Internacional