Ceniza sobre Chubut: así pegó el Puyehue de 2011 en Madryn, el Valle y la Meseta

Por: Sergio Bustos

Mi Archivo24/08/2025

Ceniza sobre Chubu 5

La pluma del Puyehue cruzó la cordillera el 5 de junio de 2011 y alcanzó Puerto Madryn, Trelew y Rawson. Hubo cierres, vuelos cancelados y un golpe duro en la meseta con pérdidas ovinas.

La tarde del sábado 4 de junio de 2011 el complejo Puyehue–Cordón Caulle entró en erupción y encendió una escena que Patagonia no olvidó. Al día siguiente, con viento del oeste, la nube viajó hacia el Atlántico y las ciudades del noreste de Chubut amanecieron bajo una fina lluvia de ceniza. El fenómeno se percibió en Puerto Madryn, Trelew, Rawson, Gaiman, Dolavon, 28 de Julio y Las Plumas.

“La nube llegó al Atlántico y tocó Madryn y Trelew”, consignaron medios ese domingo 5 por la mañana, mientras las calles del Valle bajaban persianas y el cielo quedaba blanquecino. En paralelo, Bariloche seguía cubierta y sin normalidad. Fue la primera postal del evento en Chubut.

OTRAS NOTICIAS:

En Puerto Madryn, el municipio difundió pautas para circular y cuidar la salud: manejar a baja velocidad, evitar barrer en seco y proteger vías respiratorias. Se pedía además restringir actividades al aire libre hasta que bajara el material en suspensión. La guía quedó como protocolo local para nuevas contingencias.

La operación portuaria sintió el golpe de inmediato. Con viento norte de 45 nudos y visibilidad reducida por ceniza en densidad alta, la administración decidió cerrar los dos muelles de Madryn. La medida se mantuvo hasta que mejoraron las condiciones y se disipó la suspensión más gruesa.

El transporte aéreo vivió días de tijera. Los aeropuertos de Trelew y Esquel aparecieron entre los cerrados en los listados oficiales y periodísticos del 7 de junio, con cancelaciones en cadena. La afectación se repetiría por pulsos durante el invierno.

El impacto no terminó en junio. A fines de julio, un nuevo episodio de ceniza en suspensión volvió a cubrir el cielo de Trelew, Rawson y Madryn, con caída de visibilidad y recomendaciones de cuidado. Fue la confirmación de que la pluma iba y venía con los vientos.

OTRAS NOTICIAS:

La Universidad Nacional de la Patagonia evaluó día a día y suspendió actividades en una de sus facultades en Madryn por precaución, mientras el resto funcionó con normalidad. Esa flexibilidad permitió sostener el calendario sin exponer a estudiantes y personal.

En la meseta central, el cuadro social y productivo fue severo. Gastre, Gan Gan, Lagunita Salada, Telsen y áreas vecinas acumularon ceniza en aguadas y pastizales; con el avance del invierno, la mortandad de ovinos creció y golpeó a pequeños productores. El registro de campo y los reportes sectoriales hablaron de pérdidas importantes.

“Medio millón de ovejas ya murieron”, titulaban en septiembre algunas crónicas que seguían de cerca la situación en la meseta chubutense, mientras crecía el costo de forraje y la logística se hacía cuesta arriba. No hubo un número único, pero el consenso fijó el daño en una escala nunca vista desde la sequía previa.

OTRAS NOTICIAS:

Defensa Civil provincial dejó un mapa temprano de esa primera semana: en 24 horas, Biedma, Telsen, Mártires, Gastre y Gan Gan presentaban ceniza en ambiente y depósitos, con 60 personas evacuadas entre Gan Gan, Gastre, Blancuntre y Lagunita Salada. La superficie afectada se estimó en 50.000 km², cerca del 22% de Chubut.

El comercio y el turismo en Madryn y el Valle también pagaron el precio. Las cancelaciones aéreas cortaron la conectividad y muchos visitantes reprogramaron. El pulso se notó en ocupación, consumo y excursiones durante junio y julio.

El balance anual en aeropuertos marcó la huella: Trelew y Comodoro Rivadavia perdieron 151.800 pasajeros entre junio y diciembre, un indicador claro del freno que provocó el Puyehue en la economía regional. La cifra dimensiona el impacto más allá de la cordillera.

OTRAS NOTICIAS:

“No barremos historia: todavía sale ceniza cuando sopla”, se escucha cada aniversario en la meseta. La mezcla de sequía previa, arena volcánica y vientos persistentes dejó un rastro que llevó años revertir. De ese aprendizaje nacieron protocolos, reservas de agua y redes de asistencia.

La lección regional quedó escrita: un volcán a cientos de kilómetros puede condicionar una temporada entera en Chubut. Lo vivió la costa, lo sufrió la meseta y lo contó el Valle, con un mismo enemigo invisible: el polvo fino que entra por cada rendija.