Vaca Muerta tendrá un oleoducto gigante que promete exportar más petróleo que la soja
Actualidad24/08/2025
Sergio Bustos
Oleoducto Vaca Muerta.
En el corazón de la Patagonia se esconde una de las mayores reservas de hidrocarburos no convencionales del mundo. Vaca Muerta ya es el segundo yacimiento global de gas y el cuarto de petróleo, un recurso capaz de redefinir la matriz energética argentina.
El problema histórico fue siempre el mismo: la falta de infraestructura para sacar la producción. Hoy, la respuesta llega con el Vaca Muerta Oleoducto Sur (VMOS), un tendido de 437 kilómetros que unirá Añelo, en Neuquén, con Punta Colorada, en Río Negro.
La obra, considerada la mayor inversión privada de las últimas décadas, demandará USD 3.000 millones. El proyecto está a cargo de un consorcio integrado por YPF, Vista, Pan American Energy, Chevron, Shell, Pluspetrol, Tecpetrol y Pampa Energía, con respaldo de financiamiento internacional bajo el régimen RIGI.
“Es una autopista energética que redefinirá la posición de Argentina en el mapa mundial de productores de petróleo”, señalaron desde YPF.
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La magnitud del proyecto impresiona. El caño principal tendrá 76 centímetros de diámetro, suficiente para transportar cientos de miles de barriles diarios. Además, se construirá un tramo submarino de 15 kilómetros que conectará la terminal con dos monoboyas en alta mar, donde los buques podrán cargar de manera directa más de dos millones de barriles en cada viaje.
En su fase inicial, prevista para 2026, el VMOS trasladará 180.000 barriles por día. Al año siguiente, la capacidad ascenderá a 550.000, con potencial de llegar a 700.000. Eso equivale a casi la mitad de toda la producción actual de crudo en Argentina.
El financiamiento también marca un récord. Cinco bancos internacionales —Citi, JP Morgan, Santander, Deutsche Bank e Itaú— encabezaron un préstamo de USD 2.000 millones, acompañado por 14 entidades globales más. El 70% del capital proviene de créditos internacionales y el 30% de aportes directos de las empresas participantes.
En términos económicos, el impacto será enorme. Según estimaciones oficiales, el oleoducto generará exportaciones por USD 15.000 millones al año en su primera etapa, con posibilidad de alcanzar los 20.000 millones. El volumen de ingresos sería comparable al de la soja, históricamente el principal complejo exportador del país.
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Más allá de los números, el VMOS permitirá superar los cuellos de botella que hoy frenan la producción en Neuquén. Con un canal permanente hacia el Atlántico, las empresas podrán planificar inversiones a largo plazo y ampliar la cadena de valor en torno a la explotación de Vaca Muerta.
La obra también tendrá impacto regional. En Río Negro, la terminal de Punta Colorada se perfila como un nuevo polo de actividad, con capacidad de atraer inversiones asociadas a servicios logísticos, almacenamiento y transporte. En Neuquén, el ducto consolidará a Añelo como epicentro de la industria hidrocarburífera.
El VMOS no solo conecta la Patagonia con el mundo: marca un salto estructural para la economía argentina. Con su puesta en marcha, el país podría asegurarse divisas estables en un mercado global que aún demanda petróleo y gas en gran escala.
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