“Nos resignamos a la miseria”: el final de la ganadería ovina en Las Plumas

Chubut04/09/2025Sergio BustosSergio Bustos
Comuna Rural de Las Plumas
Comuna Rural de Las Plumas.

El jefe comunal de Las Plumas, Sergio Bowman, no dudó en describir un panorama oscuro para la localidad. “Estamos en el fin de ciclo de la ganadería ovina”, dijo con contundencia al remarcar la falta de productividad en los campos.

En el casco urbano viven 640 personas y apenas 86 en la zona rural. La falta de empleo acelera la deserción. “Necesitamos trabajo. Me resigno que el interior de la provincia tenga que vivir en la miseria”, señaló.

La situación se agravó tras un invierno frío y sin precipitaciones. “Seguimos con el problema del río con poca agua en esta época. Se avizora un verano complejo”, anticipó. El agua es un drama histórico y la comuna espera equipos de perforación para garantizar el suministro.

La escasez hídrica no es nueva. Bowman recordó que hay obras incluidas en el presupuesto nacional de 2019 que nunca se hicieron. “Ni siquiera la provincia se puede hacer cargo de una obra tan costosa como garantizar el agua potable a una localidad”, subrayó.


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Los campos arrendados a empresas reflejan la falta de productividad. La lana perdió valor frente a fibras sintéticas y la presión de depredadores como pumas y guanacos suma complicaciones. “Hoy en día no sirve el trabajo en ganadería a nivel de renta económica”, afirmó Bowman.

El jefe comunal reconoció que la falta de recambio generacional y el envejecimiento de los productores configuran una tormenta perfecta. “Es un fin de ciclo que como comuna rural no pudimos atajar”, admitió.

La crisis se siente en cada rincón del pueblo. Comercios con poca actividad, familias que emigran y jóvenes que no encuentran motivos para quedarse. La postal de Las Plumas es la de un interior provincial que se vacía lentamente.

La tradición de la ganadería ovina, que durante décadas sostuvo la economía local, hoy parece un recuerdo. “El despoblamiento de los campos fue constante”, remarcó Bowman, al explicar que la pérdida de rentabilidad terminó empujando a muchos a abandonar la actividad.


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El avance de depredadores agrava la situación. El puma y el guanaco se imponen en los campos, consumen agua y forraje, y dejan al ganado en condiciones cada vez más adversas. La falta de políticas de control agudiza el problema.

En paralelo, el mercado internacional tampoco acompaña. La caída del precio de la lana y el avance de fibras sintéticas derrumbaron el valor de un producto que fue emblema de la Patagonia. La competitividad ya no existe y los ingresos resultan insuficientes.

La combinación de factores golpea directo en la vida cotidiana. “Hoy el 80% de la localidad está por debajo de la línea de pobreza y un 20% en la indigencia”, detalló Bowman con crudeza.

La comuna gestiona lo que puede, pero las limitaciones son evidentes. Sin recursos propios ni respaldo de provincia o nación, las soluciones parecen lejanas. El jefe comunal insistió en que el interior necesita políticas de fondo para no condenarse al abandono.

Mientras tanto, Las Plumas resiste con lo que tiene. Entre vecinos que sostienen la vida comunitaria y productores que se aferran a lo poco que queda, el pueblo atraviesa un momento bisagra que marcará su futuro inmediato.

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