Récord histórico de ballenas en Península Valdés y un relevamiento que hace historia

La temporada de ballenas en Península Valdés no deja de sorprender. Este año se registra un récord histórico de ejemplares en las aguas chubutenses, mientras el Instituto de Conservación de Ballenas (ICB) realiza su relevamiento número 55.

El trabajo de fotoidentificación comenzó en 1971 y ya cuenta con más de 5.000 individuos catalogados. Cada registro aporta datos sobre historias de vida, condición corporal y comportamiento de las ballenas francas australes.

Desde mediados de agosto, el equipo del ICB despliega drones sobre los golfos Nuevo y San José para obtener imágenes aéreas. Estos vuelos continuarán hasta mediados de septiembre, con el objetivo de identificar al menos 400 ejemplares en esta temporada.

La investigadora Florencia Vilches explica: “Nuestro objetivo es fotografiar e identificar al menos 300 individuos en el Golfo Nuevo y 100 en el San José, alcanzando unos 400 por temporada, además de las crías.”

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Los vuelos no tripulados reemplazaron a las avionetas en 2023, lo que permitió mayor seguridad y eficiencia en los registros. En el Golfo San José se centra la fotoidentificación, mientras que en el Golfo Nuevo se combina con el proyecto “Midiendo Ballenas”, orientado a evaluar la condición física de los animales.

El procesamiento de imágenes se realiza con un software que reconoce a cada individuo por sus callosidades y manchas de pigmentación. Ese análisis permite seguir la dinámica poblacional, intervalos reproductivos y supervivencia.

El censo del CESIMAR-CONICET de Puerto Madryn también confirmó la magnitud de la temporada: 2.110 ballenas en los golfos, con 826 madres y crías, además de 77 grupos de cópula.

El piloto de drone Nicolás Lewin lo vive en primera persona: “El gran número de ballenas presentes este año quizás nos brinde la oportunidad de volver a ver a individuos ya conocidos. Cada reencuentro aporta datos y también una enorme emoción.”

La población franca austral muestra signos de recuperación tras décadas de caza comercial. En los años 70 apenas había 500 ejemplares en la región; hoy la población supera los 6.000, aunque todavía es solo una fracción de la histórica.

“La notable presencia de ballenas esta temporada en Península Valdés es una gran noticia para celebrar, y es el resultado de décadas de esfuerzos de conservación”, remarca Mariano Sironi, director científico del ICB.

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A pesar del avance, las amenazas persisten. Se detectan cada vez más individuos con heridas por colisiones o enmalles, ataques de gaviotas a ballenatos y mortandad de crías sin causa clara.

El cambio climático suma otra presión: la reducción del krill, principal alimento de la especie, podría comprometer su recuperación a largo plazo. También generan alarma los proyectos hidrocarburíferos en zonas de uso crítico para las ballenas.

La coexistencia con la naturaleza aparece como una necesidad ineludible. “Proteger a las ballenas y su hábitat asegura su futuro y también el de ecosistemas más sanos”, destacan desde el ICB.

Los relevamientos cuentan con permisos de la provincia de Chubut y los pilotos de drones poseen certificación de la ANAC, lo que garantiza el marco legal y técnico para una tarea que ya es referencia mundial.