Pymes al límite por tasas, costos y presión de importaciones en la Argentina

Las pequeñas y medianas empresas industriales atraviesan un escenario adverso que combina caída del consumo, costos crecientes y financiamiento inaccesible. Este conjunto de factores configura una situación de fuerte vulnerabilidad para un sector que históricamente sostuvo gran parte de la producción y el empleo en el país.

En los primeros meses del año, la baja de la inflación y el retorno del crédito habían impulsado las ventas de bienes durables como autos, motos y electrodomésticos. Ese repunte se frenó de manera abrupta en julio con la suba de tasas de interés, que encareció el crédito al consumo y cortó el acceso de las empresas a las líneas de corto plazo.

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El impacto se siente en dos frentes. Por un lado, las familias limitan sus compras ante la pérdida de poder adquisitivo y el alto costo financiero. Por otro, las pymes ven cerradas sus fuentes tradicionales de financiamiento, con tasas que superan el 80% anual. El Banco Central ya registra un crecimiento de la morosidad y más cheques rechazados en el sistema.

A la contracción del mercado interno se suma el aumento sostenido de las tarifas de energía. El gas, con subas superiores al 1.500% en pocos meses, se convirtió en un gasto central dentro de la estructura de costos. Las empresas advierten que la carga impositiva en las facturas amplifica la presión, reduciendo todavía más los márgenes de rentabilidad.

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Ante estas condiciones, muchas firmas adoptan estrategias defensivas, que incluyen reducción de personal y reemplazo de producción nacional por importaciones. Sectores como muebles, metalmecánica y químicos ya registran un aumento de la presencia de productos externos en detrimento de la producción local.

La apertura económica, sin medidas de acompañamiento, golpea especialmente a rubros como textil, calzado y siderurgia. Los empresarios advierten que gran parte de las compañías concebidas para operar en un mercado protegido podrían desaparecer. Incluso aquellas con capacidad de competir señalan que el contexto tributario y financiero vuelve extremadamente difícil sostener la actividad.

Las entidades del sector plantean cuatro ejes urgentes: reducción de la carga impositiva en todos los niveles del Estado, menor litigiosidad laboral con un esquema de fondo de cese, baja de los costos logísticos y quita de impuestos sobre las facturas de energía. Según las cámaras, estas medidas son indispensables para sostener la competitividad.

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Más allá de las dificultades, algunos industriales destacan que la baja de la inflación otorga cierta previsibilidad, algo que años atrás era impensado. El orden macroeconómico es valorado, pero no alcanza para revertir la crisis de consumo y crédito.

En este contexto, el instinto predominante entre las pymes es la supervivencia. El temor es que, si no se revierten las condiciones actuales, muchas empresas queden en el camino y el impacto se traslade al empleo y a las economías regionales.