
Récord histórico: Argentina importó más pechugas brasileñas que nunca en el milenio
Actualidad15/09/2025
Sergio Bustos
El mercado avícola argentino atraviesa un momento inédito. En los primeros siete meses del año ingresaron 12.950 toneladas de pechugas de pollo desde Brasil, una cifra que supera el récord de 2022 y marca el volumen más alto en lo que va del milenio.


La apertura comercial impulsada por el Gobierno de Javier Milei se refleja con crudeza en estos números. Solo en julio, tras levantarse la veda sanitaria a Brasil por la influenza aviar, llegaron 2.500 toneladas. Ese registro apenas quedó por debajo de abril, cuando se alcanzaron 2.700.
Los datos de agosto todavía no fueron publicados, pero fuentes privadas anticipan que el nivel se mantuvo alto. Todo indica que 2025 cerrará con importaciones récord de pollo brasileño.
El fenómeno no es nuevo. En los años 90, cuando la avicultura local no había crecido, las compras a Brasil eran habituales. Pero en pleno siglo XXI, con un sector nacional consolidado, el regreso a esos volúmenes resulta alarmante.
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El impacto es claro. Las pechugas importadas equivalen a entre el 7% y el 10% de la producción nacional de ese corte. Esa proporción presiona sobre precios internos y margina a productores locales.
El costo para el país también es significativo. En lo que va del año se destinaron 33 millones de dólares a importar pechugas brasileñas, mientras Argentina exportó 99 mil toneladas de pollo por 132 millones.
El contraste es evidente: los productores locales pagan un 5% de retenciones por exportar, mientras que el ingreso de pollo brasileño se hace sin barreras.
Según la Fundación Mediterránea, la política de retenciones solo busca sostener el superávit fiscal. “El beneficio para la avicultura es indirecto, no hubo nunca intención de usar ese instrumento para potenciar la industrialización”, advierten en sus informes.
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El Estado recaudó apenas 5 millones de dólares en derechos de exportación durante 2025. Una cifra ínfima que desnuda lo contradictorio de la política: se recortan márgenes a los productores argentinos mientras se abre la puerta a la competencia extranjera.
Brasil, tercer productor mundial detrás de China y Estados Unidos, mantiene su condición de primer exportador global. “Los industriales brasileños no necesitan ayuda nuestra y aun así se la damos”, cuestionó un empresario avícola local.
La suerte de las importaciones dependerá del tipo de cambio y de la lectura que haga el mercado sobre la política nacional. Cada movimiento financiero puede definir si conviene más importar o apostar a lo propio.
Mientras tanto, los productores argentinos reclaman reglas claras. Piden igualdad de condiciones y denuncian que el libre comercio se transformó en un golpe para la producción nacional.
El récord de importaciones se convirtió en un símbolo de la nueva política económica. Entre la bandera de la libertad comercial y la necesidad de sostener la industria local, la tensión crece semana tras semana.





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