Leiva hizo su show.
El diputado Aldo Leiva volvió a ser protagonista en la Cámara Baja. Se puso una peluca rubia antes de emitir su voto y encendió la sesión con una frase que desató risas, aplausos y también enojo.
El chaqueño esperó su turno y, como acostumbra, no utilizó el sistema electrónico. Prefirió obligar al presidente de la Cámara, Martín Menem, a preguntarle en voz alta cómo votaba.
Ese momento, que suele resolverse con un simple “afirmativo” o “negativo”, se transformó en espectáculo. “Por los niños y jóvenes de mi patria, para decirle no a las coimas de Karina, mi voto es positivo”, lanzó Leiva mientras agitaba la peluca.
Menem, sorprendido por la escena, alcanzó a sonreír, pero enseguida lo interrumpió. Le cortó el micrófono para evitar que siguiera con sus chicanas contra el oficialismo.
La intervención generó aplausos en las bancas de Unión por la Patria, que celebraron la ocurrencia del ex combatiente de Malvinas. Los libertarios, en cambio, reaccionaron con fastidio y acusaron al diputado de montar un show.
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Leiva se ganó fama en estos meses por repetir esa estrategia en cada votación. Aprovecha los segundos en los que Menem debe pedirle el voto para lanzar consignas políticas cargadas de ironía.
El clima en el recinto ya estaba caldeado por el debate sobre el veto de Javier Milei a la emergencia pediátrica del Garrahan. La oposición buscaba exponer al oficialismo en un tema sensible.
En paralelo, otro gesto recorrió el hemiciclo. Diputados de izquierda comenzaron a levantar tres dedos en el aire, en alusión al 3% de las supuestas coimas de Karina Milei.
La seña se contagió rápido y gran parte de la bancada peronista la repitió. Así, el recinto se pobló de manos con tres dedos extendidos, en una imagen que incomodó al presidente de la Cámara.
Menem trató de controlar la situación y pidió a los legisladores que se limitaran al tiempo estipulado. Su objetivo era pasar cuanto antes a la votación para apagar las provocaciones.
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Los libertarios Gerardo Huesen, Santiago Santurio y Juliana Santillán intentaban cerrar el debate en defensa del gobierno, pero se encontraron con un coro opositor que replicaba gestos y burlas desde sus bancas.
La escena mostró cómo las formas de protesta se multiplican dentro del recinto. Desde disfraces hasta señas con las manos, la oposición busca visibilizar sus reclamos en cada discusión parlamentaria.
Leiva, además de ser diputado desde 2019, tiene una larga trayectoria. Fue intendente de General San Martín en Chaco y ministro en el gabinete de Jorge Capitanich. Su figura combina experiencia política con un estilo irreverente.
“Cada sesión me da la oportunidad de decir lo que el pueblo siente”, suele justificar el legislador, que se ubica entre los opositores más duros al gobierno de Javier Milei.
La jornada terminó con la votación, pero quedó instalada una postal inesperada: un diputado con peluca que convirtió un trámite legislativo en una provocación que nadie pasó por alto.
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