Zimbabue busca recuperar el control del litio mientras compañías extranjeras dominan el negocio

Según el podcast Enfoque Internacional de Radio Francia Internacional, Zimbabue atraviesa un momento decisivo en su industria minera. Con las mayores reservas de litio del continente y el cuarto lugar en la producción mundial, la nación africana se encuentra en el centro de la disputa por un recurso esencial para la revolución tecnológica.

En las afueras de Bulawayo, la segunda ciudad más importante, el amanecer revela a los mineros que se dirigen a sus puestos entre caminos polvorientos y viviendas precarias. “El negocio del litio está hoy en manos de compañías extranjeras, que lo extraen y se lo llevan a sus países”, explicó Grasian Mkodzongi, investigador del Instituto de Investigación de Tierras y Recursos Naturales de África Tropical.

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El Gobierno intenta modificar este esquema con una medida inédita en África: proyecta instalar plantas de procesamiento en el propio territorio para generar valor agregado y empleo local. Mkodzongi advirtió, sin embargo, que el impacto positivo solo será real si estas iniciativas van acompañadas de una estrategia industrial más amplia.

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Uno de los factores que condiciona estas transformaciones es la presencia de China, actor dominante en el sector. Cinco de las seis minas más importantes del país están bajo gestión de capitales chinos, situación que, según el activista Farai Maguwu, deja a la población casi al margen de los beneficios. “La población se ha beneficiado, por ahora, poco y nada de este valioso mineral”, sostuvo, describiendo además los salarios como cercanos a condiciones de esclavitud.

La presión de la deuda externa, gran parte en manos de China, se suma a los obstáculos para que el litio se convierta en una palanca de crecimiento. Analistas advierten que el país puede quedar atrapado entre sus obligaciones financieras y la necesidad de industrializar su producción.

A los problemas económicos se agrega la peligrosidad de la actividad. Un exminero, que pidió no revelar su nombre, recordó: “Me fui a trabajar a una mina sin protección, y un día la mina colapsó y murió una persona. Entonces lo dejé, es muy peligroso”.

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Pese a este panorama, las autoridades insisten en que ya se avanza en infraestructura y en la construcción de las condiciones necesarias para cambiar el rumbo. La gran incógnita es si estas promesas lograrán materializarse en mejoras para la población.

Material publicado por gentileza Radio Francia Internacional