ALEMANIA EN CRISIS: LA INDUSTRIA TEME UN COLAPSO HISTÓRICO

El sector industrial alemán vive su peor crisis en décadas y advierte que, si no se toman medidas urgentes, una quinta parte de las empresas manufactureras podrían desaparecer. La combinación de altos costos energéticos, caída en la competitividad y una maquinaria burocrática asfixiante dejó a Alemania al borde de una recesión prolongada.

Según el economista Hans Werner Sinn, “somos los únicos en el mundo que hemos abandonado la energía nuclear, lo que nos llevó a tener los mayores costos de electricidad industrial del planeta”. La decisión de cerrar todas las centrales nucleares en 2011, tras la catástrofe de Fukushima, dejó al país dependiente del gas ruso, una fuente de energía que se encareció drásticamente con la guerra en Ucrania.

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Volkswagen es un ejemplo del impacto de esta crisis en la industria automotriz. El gigante alemán anunció el cierre de tres plantas en el país y el despido de miles de trabajadores. La compañía sufre una pérdida del 20% de sus ingresos debido a la caída en la demanda china, lo que puso en jaque a su extensa red de proveedores locales.

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Alemania pasó del sexto al puesto 26 en el ranking de competitividad global en apenas una década. La pérdida de mercados y la falta de incentivos para la producción nacional hicieron que muchas empresas trasladen su producción a otros países con costos más bajos y menor carga impositiva.

Para Siegfried Russwurm, expresidente de la Unión de la Industria Alemana, “Alemania tiene costos energéticos enormes y la carga impositiva más alta de Europa. Si no se actúa rápido, la caída será irreversible”. A esto se suma la falta de acuerdos comerciales internacionales, lo que limita las oportunidades de expansión para las empresas locales.

La crisis también expone un problema demográfico. El envejecimiento de la población redujo drásticamente la disponibilidad de mano de obra calificada. Según la Cámara de Industria y Comercio de Alemania, la única forma de sostener el modelo productivo es con una política migratoria que permita atraer trabajadores capacitados.

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Joe Kaeser, exgerente de Siemens, asegura que Alemania necesita una transformación estructural en cinco áreas clave: formación e innovación, energía asequible, apoyo a la economía productiva, reforma del sistema de pensiones y reducción de la burocracia estatal. “Si no avanzamos en estos cambios, la economía alemana quedará relegada a un papel secundario en el mundo”.

El próximo canciller alemán, Friedrich Merz, ya adelantó que impulsará un giro liberal para reactivar la economía. En su visión, “un Estado de bienestar solo puede gastar lo que una economía fuerte es capaz de generar”. Sin embargo, algunos economistas advierten que recortar el gasto social podría agravar el problema en lugar de solucionarlo.

Pese al pesimismo generalizado, el economista Mark Hienzel considera que el modelo alemán sigue siendo viable si se implementan reformas adecuadas. Según su análisis, la mejor opción no es reducir costos, sino mejorar la productividad a través de la innovación tecnológica.

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El modelo económico alemán, que fue la clave de su reconstrucción tras la Segunda Guerra Mundial, tiene su mayor prueba. Las decisiones que se tomen en los próximos años determinarán si Alemania logra recuperar su liderazgo industrial o si se resigna a una decadencia prolongada.

Material publicado por gentileza Radio Francia Internacional