Argentina inaugura un laboratorio de máxima bioseguridad para responder a amenazas biológicas

Argentina sumó una instalación científica de primer nivel en el marco de una estrategia preventiva frente a posibles emergencias epidemiológicas. El Gobierno habilitó un laboratorio de Bioseguridad Nivel 4 en el Instituto Malbrán, el primero en su tipo en el país, con capacidad de analizar y contener patógenos de alto riesgo. Se trata de un hito regional que coloca al país en una lista selecta de naciones con infraestructura de máxima seguridad sanitaria.

El nuevo complejo, denominado “búnker sanitario”, fue presentado como una herramienta clave para anticiparse a escenarios de incertidumbre global. “El objetivo es prevenir, detectar y contener enfermedades emergentes de alto riesgo y posibles emergencias sanitarias o amenazas biológicas naturales o deliberadas”, explicaron desde el Ministerio de Salud. Entre los agentes que pueden estudiarse se mencionan el Ébola, el Marburgo, el hantavirus y distintas fiebres hemorrágicas.

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El diseño del laboratorio exigió tecnología de punta y protocolos de seguridad únicos en el país. Se instalaron sistemas de aire con presión negativa, filtros de alta eficiencia HEPA y válvulas herméticas que aíslan el lugar en caso de fallas. A esto se suman compresores redundantes, tanques de aire respirable y trajes presurizados para el personal, que recibió capacitación específica de expertos estadounidenses.

Otro aspecto central es el sistema de autoclave de frontera, que elimina cualquier bacteria, virus o espora de los residuos generados en la investigación. El edificio está gestionado por un sistema de control integrado (Building Management System) que procesa datos de sensores y equipos para garantizar un monitoreo constante. La infraestructura busca reducir al mínimo cualquier margen de error.

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A nivel internacional existen más de treinta países con centros similares. Estados Unidos, Canadá, Alemania, Francia, Japón, India y Australia figuran entre las naciones que ya cuentan con laboratorios BSL-4, considerados imprescindibles para trabajar con patógenos que requieren condiciones extremas de bioseguridad. Con esta inauguración, Argentina se suma a esa red científica global.

La creación de este espacio ocurre en un contexto de debate sobre la preparación de los países frente a nuevas pandemias. El recuerdo del Covid-19 y de la Gripe A todavía pesa en las políticas sanitarias, y especialistas coinciden en que “no es posible saber cuándo llegará la próxima amenaza, pero sí es posible estar mejor preparados”.

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El laboratorio también permitirá investigar reservorios animales y el salto interespecies de virus, lo que resulta fundamental para anticipar la aparición de enfermedades nuevas. “Permitirá realizar una caracterización rápida de los agentes infecciosos y monitorear variantes emergentes”, señalaron voceros de la ANLIS Malbrán, en relación al uso científico del espacio.

Aunque su puesta en marcha fue celebrada como un avance, algunos sectores advierten sobre los riesgos que implica trabajar con agentes de esta magnitud. El antecedente del SARS-CoV-2 alimentó teorías sobre posibles fugas de laboratorio y subrayó que incluso bajo protocolos estrictos existe un margen de vulnerabilidad. De allí la importancia de reforzar sistemas de control, transparencia y cooperación internacional.

Fuente: Infoba, Clarín, X