
Washington y Pekín sellan un acuerdo preliminar que calma la guerra comercial
Actualidad26/10/2025
REDACCIÓN
Estados Unidos y China dieron un paso inesperado hacia la distensión comercial en Asia. En una cumbre paralela a la ASEAN, celebrada en Kuala Lumpur, ambos gobiernos alcanzaron un acuerdo preliminar sobre productos estratégicos como las tierras raras y la soja, sectores que habían quedado atrapados en la escalada de tensiones entre Washington y Pekín. La noticia llega a solo días del encuentro entre Donald Trump y Xi Jinping, previsto en Corea del Sur.


El secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, confirmó que China aceptó postergar las restricciones a la exportación de tierras raras y reanudar las compras de soja de origen norteamericano. “Creo que hemos evitado eso”, señaló en alusión al arancel del 100 % que Trump había amenazado imponer si Pekín mantenía las limitaciones. El gesto busca enviar una señal de estabilidad a los mercados, tras meses de incertidumbre global.
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Las conversaciones tuvieron lugar en la imponente Torre Merdeka 188, donde representantes de ambas potencias acordaron los primeros pasos hacia un consenso comercial más amplio. Li Chenggang, delegado chino de Comercio Internacional, aseguró que “ambas partes alcanzaron un acuerdo preliminar” y exploraron “propuestas adecuadas para abordar las preocupaciones mutuas”. Aunque el texto deberá pasar por los mecanismos de aprobación interna, las señales fueron leídas como un cambio de tono en la disputa más larga de los últimos años.

El calendario aprieta. Los nuevos aranceles de Trump entrarían en vigencia el 1° de noviembre, lo que convierte el entendimiento en un movimiento estratégico. Según The Wall Street Journal, “el marco exitoso” que mencionó Bessent prepara el terreno para un encuentro presidencial que podría marcar el fin —o una nueva etapa— de la guerra comercial entre las dos mayores economías del mundo.
Pero mientras Washington y Pekín tantean un reequilibrio, Argentina observa desde otro ángulo. En los últimos meses, China desplazó casi por completo sus compras de soja estadounidense y reforzó los vínculos con proveedores sudamericanos, en especial Brasil y Argentina. Desde mayo, no ingresó a territorio chino ni una sola semilla de soja de EE.UU., según el Departamento de Agricultura norteamericano.
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Esa brecha abrió una oportunidad enorme para el agro argentino. Con precios internacionales en alza y un mercado global tensionado, las exportaciones de soja y sus derivados hacia China se convirtieron en un motor inesperado para la economía local. El gigante asiático aumentó su demanda de poroto, aceite y harina de soja argentina, mientras los productores nacionales aprovecharon el nuevo escenario para negociar condiciones más favorables.
En paralelo, el acuerdo sobre las tierras raras busca destrabar otro frente de disputa. Estos minerales son esenciales para la producción de baterías, autos eléctricos y dispositivos electrónicos, sectores donde China domina el mercado global. La decisión de mantener el flujo de exportaciones apunta a calmar a Estados Unidos, que teme una dependencia excesiva de insumos estratégicos provenientes de Pekín.
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Para Christina Otte, experta en China de Germany Trade & Invest, la tensión comercial reveló una dependencia inversa. “Probablemente, Estados Unidos depende más de China que al revés”, explicó. “Aunque sigue siendo un mercado importante, su relevancia para Pekín disminuyó desde el primer mandato de Trump”. En ese contexto, los aliados regionales como Argentina ganan peso como piezas intermedias en el tablero comercial.
El acuerdo preliminar, aún frágil, ofrece una tregua que el mundo financiero y agrícola observa con atención. Si se concreta, podría reconfigurar los flujos de comercio global, consolidar el papel de Sudamérica como proveedor y redefinir la relación económica entre las dos potencias más grandes del planeta.
Fuente: DW

















