
“Mamá, te quiero”: las primeras palabras de Salomé con el uso del cannabis medicinal
Enfoques28/10/2025
REDACCIÓN
Berta Tachek abrió la entrevista con una certeza sencilla y enorme: “Hoy es hoy”, la frase que repitieron médicos y que ordenó su vida durante años de convulsiones, guardias y rehabilitación. Contó que Salomé nació con encefalopatía crónica, con diagnósticos asociados como TEA, Tourette, problemas motores y visuales, y que cada crisis “reiniciaba” la rehabilitación. “En cada episodio volvimos a foja cero”, recordó, mientras agradecía a equipos de hospital, escuelas y kinesiólogos que la acompañaron en Puerto Madryn.


La conversación volvió a su “antes y después”. “Empecé a buscar información en 2011, 2012”, dijo sobre el cannabis medicinal, cuando aún no había normativa. “Me contacté con una clínica en Mendoza y me explicaron que podía ayudar”. Viajó con su hija y, bajo indicación médica, inició el aceite. “Hola, mamá”, “Mamá, te quiero” fueron las primeras palabras que escuchó de Salomé, ya con 17 años. “Fue el inicio de otra etapa”, resumió.
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Desde entonces sostiene un esquema claro. “Tres gotas a la mañana, tres al mediodía y tres a la noche”, detalló. Aclaró que todo se hace con receta y seguimiento: “El acompañamiento profesional es condición”. Insistió en la calidad: “Hay que saber qué cepa tiene el aceite, cómo se elaboró y qué concentra”. Explicó que su equipo trabaja con protocolos y análisis, y que muchas veces hay que probar perfiles distintos hasta dar con el que mejor se adapta a cada patología.

La vida cotidiana cambió. “Mi hija hoy está conectada, decide qué comer, maneja el teléfono, elige su ropa”, enumeró. También relató pequeños grandes gestos de autonomía: “Me encanta llevarla al súper y que elija las galletitas”. Remarcó el impacto emocional: “El cannabis acompaña, calma, te mantiene con ánimo para atravesar tratamientos”, dijo al mencionar usos frecuentes en dolor crónico, insomnio o fibromialgia, siempre con consulta médica.
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La experiencia personal se volvió organización comunitaria. “En Madryn armamos Cannabis Terapéutico y ahora vamos a Fundación Salomé”, anunció. “Entregamos aceite gratuito con receta y hacemos talleres de cultivo responsable”. Sobre los tópicos agregó: “Las cremas y geles son una ayuda concreta para dolor y piel; usamos plantas sin agroquímicos”. Y resumió el método: “De la raíz al cogollo, todo controlado y con análisis”.
El testimonio derivó al plano institucional. “La ley provincial ya está reglamentada; falta que el Ejecutivo la ponga en marcha”, pidió. Señaló que el esquema prevé Salud, Producción y Seguridad, Reprocann y trazabilidad de preparados. “Queremos acceso seguro, análisis de laboratorio y que los hospitales puedan entregar aceite a quien lo necesita”, afirmó. Y advirtió sobre los costos: “Un gotero sin respaldo es caro y puede no servir”.
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A las familias que están empezando, Berta las interpeló con empatía. “No le tengan miedo”, dijo. “No compren a ciegas; hablen con profesionales, y si no funciona un aceite, prueben otro perfil”. También habló de la carga emocional: “Con un niño con discapacidad se aprende a vivir día por día”. Y dejó una guía práctica: “Si no podés pagar consulta, acercate al hospital y pedí receta y seguimiento”.
Hubo lugar para los agradecimientos que sostienen una rutina exigente. “Mis compañeras del Ministerio de Educación me hacen el aguante”, dijo, y recordó médicos, docentes y familias con las que construyó red. “Yo quiero ayudar porque a mí me ayudaron”, repitió. Para contactarse, indicó que responden por Cannabis Terapéutico Puerto Madryn en redes y, en muchos casos, a través de derivaciones del hospital con receta.

















