El sistema previsional argentino perdió más de 100 mil aportantes y agrava su déficit

El sistema previsional argentino atraviesa una de sus etapas más críticas en materia financiera y social. Según datos difundidos por la Asociación Argentina de Presupuesto y Administración Financiera Pública (ASAP), en el primer semestre del año se perdieron 101.347 aportantes activos, mientras que el déficit del régimen superó los $4,5 billones a septiembre, cifra que debe ser cubierta por el Tesoro Nacional.

Este retroceso no solo impacta en las cuentas públicas, sino también en la capacidad de sostener el sistema. La relación entre quienes aportan y quienes cobran una jubilación se ubica hoy en apenas 1,8 aportantes por beneficiario, lejos del estándar mínimo de tres a uno recomendado para su equilibrio. El gobierno nacional considera que esa proporción evidencia la urgencia de impulsar primero una reforma laboral y luego la del sistema de seguridad social, bajo la premisa de que “si no hay más aportantes, no hay cómo financiarlo”.

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El deterioro del poder adquisitivo de los jubilados agrava el cuadro general. A septiembre de 2025, el haber promedio fue de $675.510, con una caída real de 4,9% interanual y un recorte acumulado del 12% desde noviembre de 2023. En los últimos cuatro años, la pérdida total alcanza el 24%, una de las más pronunciadas de las últimas décadas.

El golpe más fuerte se siente entre quienes dependen del bono complementario, congelado en $70.000 desde marzo de 2024. Esa medida implicó una reducción efectiva para el 52,2% de los beneficiarios del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA), es decir, unos 3,2 millones de personas que vieron disminuir su ingreso real frente a la inflación.

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A esto se suma la decisión oficial de no actualizar los haberes por encima de la inflación durante 2026, ni revisar el monto del bono. De ese modo, la ayuda adicional tenderá a licuarse, reduciendo su peso en las cuentas del Estado, pero también en el bolsillo de los jubilados.

La tendencia negativa también se refleja en la cantidad de nuevos beneficios otorgados. Tras la eliminación de la moratoria previsional, se registró una caída de 22.412 altas en el tercer trimestre de 2025, el primer descenso desde el fin de la Ley 27.705. El veto presidencial a la prórroga de esa norma impidió su continuidad, dejando a miles de adultos mayores sin acceso a la jubilación.

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De cara a fin de año, las proyecciones no son alentadoras. El aumento previsto para noviembre, de apenas 2,1%, quedará por debajo de la inflación esperada, lo que acentuará la pérdida de poder de compra y profundizará el malestar entre los beneficiarios del sistema.

Con un esquema frágil, menos aportes y más egresos, el sistema previsional se sostiene con fondos del Tesoro y enfrenta el dilema de cómo equilibrar sus cuentas sin deteriorar aún más los ingresos de los jubilados.

Fuente: NA.