
La pesca argentina ante la tormenta de las reformas que llegan en 2026
Actualidad06/11/2025
Sergio Bustos
El sector pesquero entra en una etapa decisiva. La reforma laboral y la cuotificación del langostino prometen alterar su estructura productiva y sindical, con impacto directo sobre los puertos del Atlántico sur.


El plan del Gobierno de Javier Milei busca modernizar convenios laborales que datan de 1975, considerados anacrónicos frente a los nuevos parámetros globales. Las medidas incluyen acuerdos por empresa, banco de horas y cambios en las indemnizaciones.
El objetivo oficial es alinear los costos laborales con los estándares internacionales de productividad, pero las cámaras pesqueras admiten que el camino no será simple. La actividad combina estacionalidad, riesgo y altos costos, lo que exige equilibrio entre flexibilidad y derechos.
Los convenios vigentes, que garantizan estabilidad y protección, se transformaron en una barrera frente a la competencia global. “Hace falta un marco moderno, pero sin precarizar al trabajador”, coinciden en los gremios portuarios.
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El sindicalismo pesquero atraviesa su propio dilema. Los gremios deberán adaptarse a un modelo descentralizado de negociación que rompe con el histórico poder de representación unificada. Algunos dirigentes admiten que una actualización resulta inevitable; otros temen que la rentabilidad empresarial avance sobre conquistas sociales.
En paralelo, la cuotificación del langostino reconfigura el negocio exportador, fijando nuevos criterios de asignación del recurso. Esto introduce mayor previsibilidad para las empresas, pero también amplía la brecha entre flotas y plantas costeras.
Desde el Ministerio de Desregulación, Federico Sturzenegger impulsa una apertura del sistema pesquero con foco en eficiencia y transparencia, aunque su visión técnica despierta reservas entre los actores del sector, que reclaman conocimiento específico sobre la operatoria marítima.
En 2026, ambas reformas —laboral y productiva— convergerán en un punto de inflexión. La pesca argentina se prepara para un cambio estructural que puede redefinir el empleo y la rentabilidad de toda la cadena.
El desafío, aseguran empresarios y sindicalistas, será construir consensos. “No se trata de reformar por reformar, sino de crear un sistema sustentable que respete el trabajo y mejore la competitividad”, resume un referente del sector.
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Frente al futuro inmediato, la prioridad parece clara: primero la reforma impositiva, luego la laboral y más tarde la previsional. Solo en ese orden, dicen los especialistas, podrá consolidarse un modelo productivo sólido, estable y duradero.
















