Los autos fabricados en EE.UU. que podrán ingresar con acceso “preferencial”

El nuevo Marco de Acuerdo de Comercio Recíproco e Inversión anunciado por los gobiernos de Argentina y Estados Unidos abre un capítulo inesperado para la industria automotriz local. El entendimiento establece que el país otorgará acceso preferencial a productos estadounidenses, entre ellos maquinaria, insumos tecnológicos, equipamiento médico y, especialmente, vehículos de motor. La novedad central es que Argentina aceptará la importación de autos fabricados en EE.UU. que cumplan con las normas federales de seguridad vehicular y emisiones, conocidas como FMVSS, sin exigir la homologación que antes frenaba su llegada.

Este cambio marca un giro profundo en las reglas del comercio automotor. Hasta ahora, la mayoría de los vehículos producidos en Estados Unidos necesitaban adaptaciones o certificaciones adicionales para cumplir con los requerimientos locales. Con el nuevo acuerdo, podrán ingresar directamente, siguiendo únicamente los estándares norteamericanos, lo que habilita un abanico de modelos que hasta ahora llegaban en cuentagotas o ni siquiera se importaban.

Entre los modelos favorecidos aparecen varios de los productos más emblemáticos del mercado estadounidense. Ford podrá ampliar la oferta con la F-150, una de las camionetas más vendidas del mundo, y el Mustang, el deportivo que simboliza la tradición muscle-car. La marca Ram, que ya tenía presencia local, verá facilitado el ingreso de las pick-ups 1500 y 2500, muy valoradas por el público argentino que busca potencia y equipamiento.

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Jeep también será una de las grandes beneficiadas con modelos fabricados en EE.UU. como el Wrangler, el Gladiator y el Grand Cherokee, todos vehículos con una identidad fuerte y un público consolidado. Lo mismo ocurre con fabricantes premium como BMW, que produce en territorio norteamericano los modelos X3, X4, X5, X6 y X7, y con Mercedes-Benz, que fabrica allí el GLE. También Honda podrá ingresar con mayor fluidez los modelos CR-V y Accord.

El acuerdo no solo afecta a autos: Harley-Davidson e Indian, las dos marcas de motos más representativas del mercado norteamericano, también quedan dentro del acceso preferencial. Para analistas del sector, este escenario podría abrir la puerta a otras marcas aún ausentes en el país y habilitar el ingreso de modelos de culto.

Uno de los nombres que más se repite en las especulaciones es Tesla. La posibilidad de que los autos eléctricos de la compañía de Elon Musk desembarquen en Argentina es un viejo anhelo del presidente Javier Milei, que mantiene un interés público por la marca. Con la eliminación de la homologación local, el camino técnico para su llegada quedaría allanado, quedando sólo por resolver cuestiones fiscales y logísticas.

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Otros vehículos de alto perfil que podrían beneficiarse son deportivos como el Chevrolet Corvette, un símbolo de la ingeniería estadounidense cuya importación siempre estuvo limitada por costos y trámites adicionales. Ahora, su ingreso podría simplificarse.

El acuerdo también impacta de manera indirecta en marcas coreanas que fabrican parte de su producción en Estados Unidos. Kia, por ejemplo, produce allí los modelos EV6, Sportage, Sorento y Telluride. Hyundai, por su parte, ensambla en territorio norteamericano la Santa Cruz, una camioneta compacta que podría abrir un nuevo segmento en el país.

Para el mercado argentino, este giro representa un cambio estructural. A la llegada masiva de modelos chinos que ya están transformando la oferta local, ahora se suma la posibilidad de un ingreso fluido de vehículos estadounidenses y de marcas con producción instalada en ese país. Eso ampliaría la competencia, diversificaría gamas y podría impactar en precios y posicionamiento del mercado.

Mientras el Gobierno argumenta que la medida moderniza el comercio bilateral y amplía la oferta para los consumidores, las terminales radicadas en el país observan el proceso con cautela: la apertura de importaciones podría modificar el mapa productivo y obligar a revisiones en inversiones y estrategias comerciales.

Lo que está claro es que el acuerdo abre una nueva etapa para el mercado automotor argentino, que podría volverse más diverso, más competitivo y, sobre todo, mucho más estadounidense. ¿Llegará Tesla? ¿Cambiará la lógica de precios? ¿Responderán con nuevos desarrollos las terminales que producen en el país? Las próximas semanas marcarán el ritmo de una transformación que recién empieza.