
Coca-Cola impulsa un giro energético que sacude al mercado y consolida su apuesta ambiental
Actualidad26/11/2025
Sergio Bustos
La reunión en las oficinas porteñas de Coca-Cola deja una foto clara: la compañía mueve su estrategia hacia un consumo energético mucho más limpio. La firma del contrato con Genneia marca un avance que impacta en toda la industria y abre un capítulo nuevo para la operación local.


El convenio apunta a abastecer la planta de concentrados ubicada en la Ciudad de Buenos Aires y el centro logístico en Ezeiza. Ambos puntos funcionan como nodos centrales dentro del esquema productivo y de distribución. El acuerdo permitirá reemplazar cerca del 80% del consumo energético anual, una cifra que toma peso dentro del mercado corporativo.
Genneia aporta energía certificada, proveniente de parques eólicos y solares distribuidos en distintas regiones del país. El suministro se canaliza mediante el Mercado a Término de Energías Renovables, una herramienta que expande la transición privada hacia matrices de bajo impacto ambiental.
El contrato tendrá vigencia por cinco años y se nutre de un pool de activos que Genneia opera con estándares que cumplen verificaciones oficiales. Esa garantía es la que le permite sumar nuevos clientes y escalar su participación dentro del mercado empresarial.
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“Nos llena de orgullo que una compañía como Coca-Cola confíe en Genneia para avanzar en sus objetivos de sostenibilidad”, afirma el CEO de la empresa energética, Bernardo Andrews. Plantea que el acuerdo confirma la solidez de las soluciones que ofrecen y afianza la relación con firmas de distintos sectores.
Desde Coca-Cola, Leonardo García, gerente general de Argentina y Uruguay, remarca la profundidad del cambio. “Trabajamos para que cada decisión tenga un impacto positivo en las personas y el planeta”, sostiene. Explica que la alianza les permite operar de forma más limpia y ordenada, en línea con las metas globales hacia 2030 y los objetivos de emisiones cero para 2050.
La compañía de bebidas incorpora este acuerdo dentro de un plan que ya muestra avances concretos en distintos mercados. La meta de reducir en un 25% las emisiones absolutas, tomando 2015 como referencia, empuja decisiones que se reflejan en la logística, los procesos internos y los contratos de abastecimiento.
Genneia supera los 80 clientes corporativos dentro del MATER y consolida un perfil que la ubica al frente del mercado. Su cartera incluye empresas de agroindustria, alimentos, petróleo y gas, transporte y laboratorios. Cada contrato amplía un modelo de abastecimiento que gana terreno y empuja a más compañías a revisar sus consumos.
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El acuerdo con Coca-Cola suma visibilidad al movimiento. La demanda energética del sector de bebidas marca una referencia para otras industrias, y la apuesta por fuentes renovables muestra un camino que gana espacio con rapidez. La colaboración también refuerza la competencia dentro del mercado, donde la eficiencia y la sustentabilidad ya son factores decisivos.
La firma del contrato no queda como un hecho aislado. Se inscribe en una transición sostenida y acompañada por políticas globales que fijan metas claras para las próximas décadas. La operación local de Coca-Cola se ajusta a ese mapa y responde a un contexto donde gobiernos y empresas buscan acelerar cambios sin perder ritmo productivo.
El acuerdo deja un mensaje que recorre el sector energético. Muestra que la articulación entre grandes empresas acelera transformaciones y empuja inversiones que sostienen la oferta de energías renovables. El crecimiento de los parques solares y eólicos en distintas provincias se vincula de forma directa con este tipo de contratos.
A medida que crece esa oferta, el mercado corporativo se mueve en la misma dirección. Coca-Cola y Genneia se convierten en protagonistas de un proceso que tomará cada vez más volumen. La transición energética deja de ser un concepto y pasa a ser una práctica que se mide en contratos, infraestructura y decisiones de consumo.
La alianza deja abierta la puerta para nuevas acciones conjuntas y para una expansión de modelos de abastecimiento que se adaptan a las necesidades de cada empresa. El sector observa estos movimientos con atención, porque la competencia y la presión ambiental ya forman parte del escenario cotidiano.




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