

El golpe se sintió de inmediato en Pilar. Whirlpool anunció el cierre total de su planta de lavarropas y la desvinculación de 220 empleados, una medida que tomó por “pérdida de competitividad” y por el avance de productos importados que desplazan la fabricación local.


La noticia se comunicó este miércoles al personal. La empresa inició una negociación con la UOM para definir el paquete indemnizatorio, que incluirá la liquidación legal y un plus adicional. La decisión alcanza a las áreas de producción, ingeniería y calidad.
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En paralelo, Whirlpool aseguró que mantendrá en Argentina su oficina comercial y su red de distribución, donde quedarán entre 100 y 120 trabajadores. La firma argumentó que busca “un modelo más ágil y eficiente” en un contexto de consumo deprimido y fuerte ingreso de electrodomésticos a precios muy bajos.
La planta de Fátima había arrancado en 2022 tras una inversión de USD 52 millones. El proyecto original apuntaba a exportar el 70% de la producción, pero la caída en las ventas redujo los volúmenes a niveles mínimos, según confirmaron empleados que presenciaron el anuncio.
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El clima dentro del predio es tenso. “No nos dieron ningún previo aviso, nos acaban de desvincular a toda la empresa”, relató el trabajador Ignacio Cabezas y adelantó que no planean retirarse hasta obtener explicaciones claras. La fábrica ya venía de semanas con producción recortada y despidos de eventuales.
Mientras tanto, la filial brasileña de la compañía definió la medida como parte de sus lineamientos de eficiencia operativa, aunque remarcó que la continuidad comercial de la marca en Argentina “no está en revisión”. Sin embargo, la operación fabril quedó suspendida apenas tres años después de su inauguración.

















