
Diputados arman “Unidos” y reordenan el poroteo ante el bloque libertario
Política04/12/2025
Sergio Bustos
La Cámara de Diputados sumó un jugador nuevo en el tablero. Tres bloques que venían coordinando en votaciones puntuales decidieron institucionalizar esa sintonía y lanzar un interbloque propio.


El nombre elegido fue “Unidos”. No suena casual: apunta a mostrar cohesión en un recinto donde los acuerdos por tema suelen partirse por intereses provinciales, tensiones internas y estrategias de corto alcance.
La decisión se formalizó con una comunicación dirigida al presidente de la Cámara Baja, Martín Menem. En el mensaje, los espacios involucrados dejaron asentado el acuerdo político y el marco de funcionamiento del nuevo armado.
Según informó la Agencia Noticias Argentinas, el interbloque surge como respuesta a una necesidad concreta: coordinar fuerzas para negociar con la bancada de La Libertad Avanza, que suele requerir apoyo externo para avanzar con su agenda.
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El trasfondo se lee en clave de números. Cuando el oficialismo busca sanciones rápidas, cada voto se vuelve una moneda y cada bloque intermedio gana poder de negociación en comisiones y en el recinto.
Con “Unidos”, la idea pasa por ordenar ese intercambio. No se trata solo de votar juntos: también implica llegar con postura común, repartir interlocutores y evitar que las conversaciones se fragmenten en acuerdos aislados.
En el arranque de la gestión legislativa, el interbloque intenta construir una mesa estable para discutir leyes, modificaciones y dictámenes. En el Congreso, la estabilidad vale tanto como los votos.
Los firmantes del escrito que llegó a la presidencia de Diputados son nombres con peso en el mapa parlamentario: Gisela Scaglia, Miguel Ángel Pichetto y Maximiliano Ferraro.
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Cada firma suma un perfil distinto, pero con un mismo objetivo de articulación. En el caso de Pichetto, además, aporta experiencia de negociación y lectura fina de los tiempos del recinto.
El movimiento también funciona como señal hacia adentro del Congreso. Los bloques que integran “Unidos” buscan evitar que la distribución de cargos, presidencias de comisión o temarios dependa de diálogos dispersos.
Puertas adentro, el interbloque puede operar como filtro. Cuando una iniciativa del oficialismo llegue al recinto, la discusión pasará por una instancia previa de coordinación y reparto de condiciones.
Ese esquema puede cambiar el ritmo de los acuerdos. Menos improvisación, más discusiones cerradas antes de la sesión, y una idea central: si hay acompañamiento, será con letra marcada.
En paralelo, el interbloque busca sostener un canal de diálogo permanente. Negociar no implica alinearse: significa sentarse con poder propio y con margen para fijar límites.
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Por eso, “Unidos” aparece como una herramienta de presión política. En un Congreso con votaciones ajustadas, un armado así puede definir avances, frenos, cambios o reescrituras de proyectos.
El oficialismo, por su parte, queda ante un escenario más ordenado del otro lado. Para conseguir apoyos, deberá conversar con un espacio coordinado, con voceros claros y con una estrategia común.
En síntesis, el nacimiento de “Unidos” no solo suma un nombre al listado de interbloques. También redibuja la negociación parlamentaria y eleva el costo de conseguir mayorías a mano alzada.





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