
Alerta gripe: La variante que altera el invierno y obliga a mirar de cerca lo que pasa en Europa y E.E.U.U.
Actualidad07/12/2025
REDACCIÓN
El invierno en el hemisferio norte llegó con un movimiento inesperado. Las guardias de hospitales se llenaron antes de tiempo y las salas pediátricas vieron un aumento de consultas que rompió cualquier previsión. La gripe volvió a ocupar el centro de la escena y lo hizo con un ritmo veloz, impulsada por la variante H3N2 subclado K.


El primer dato que llamó la atención fue el adelanto del brote. Especialistas de distintas agencias remarcan que la ola llegó varias semanas antes de lo habitual. Ese anticipo pegó fuerte en Alemania, España, Italia, Reino Unido y Estados Unidos, donde la curva de contagios tomó fuerza incluso antes de que bajaran las temperaturas más frías.
Al mismo tiempo, el virus respiratorio sincitial y el SARS-CoV-2 circulan con intensidad. La combinación genera confusión diagnóstica, agrega presión y obliga a sumar personal en guardias que ya estaban saturadas. En España, por ejemplo, las cifras superan ampliamente las del año pasado y la curva no muestra señales de estabilización.
La variante H3N2 subclado K intriga a los virólogos. Presenta mutaciones que alteran su comportamiento y permiten que el virus esquive parte de la inmunidad previa. Andrew Pekosz, de la Universidad Johns Hopkins, explicó que “estos cambios genéticos favorecen la transmisión en ambientes cerrados”. Esa frase comenzó a circular en informes internacionales que buscan comprender por qué el brote avanza tan rápido.
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Los más afectados, según autoridades sanitarias, son los niños pequeños y los adultos mayores. Guarderías, escuelas y residencias muestran los picos más altos. Los síntomas aparecen de manera brusca: fiebre elevada, dolores musculares, tos seca y un cansancio que derriba a cualquiera. La similitud con otros virus respiratorios provoca dudas y lleva a pedir pruebas combinadas.
Por ahora no hay indicios de que el subclado K cause cuadros más severos que otras variantes estacionales. El problema está en el volumen de contagios en poco tiempo. Un aumento abrupto siempre expone fisuras en los sistemas sanitarios y deja menos margen para la atención de otras patologías.
Frente al avance del virus, distintos países activaron protocolos para contener el impacto. Estados Unidos y Canadá reforzaron plantillas en guardias y ampliaron áreas de aislamiento respiratorio. En Japón y Reino Unido recomendaron tapabocas en centros de salud y aislamiento domiciliario ante síntomas. Las medidas buscan frenar la circulación sin caer en restricciones amplias.
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La vacunación sigue como herramienta central. Aunque la eficacia pueda verse reducida ante las mutaciones del subclado K, organismos internacionales recuerdan su aporte en la reducción de hospitalizaciones. Marc-Alain Widdowson, de la OMS/Europa, señaló que “la vacuna ofrece una protección significativa incluso cuando las cepas muestran diferencias”. Un mensaje que intenta despejar dudas en un contexto de cansancio social.
Los expertos también remarcan acciones simples para cortar la circulación: ventilar ambientes, usar mascarilla en espacios cerrados, evitar contactos con personas vulnerables y no automedicarse. La consulta temprana puede cambiar el curso de un cuadro gripal que parece menor, pero que puede complicarse en quienes tienen enfermedades previas.
Mientras tanto, los hospitales europeos transitan días intensos y los equipos médicos ajustan turnos para sostener la atención. La imagen de salas llenas volvió a aparecer en medios internacionales y plantea un interrogante para los meses que vienen en otras regiones del mundo. La ola de gripe ya dio señales claras: su ritmo es impredecible y su alcance, aún incierto.















