
Rumbo al centenario desde la joyería familiar a una empresa moderna y reconocida en el país
Enfoques13/12/2025
REDACCIÓN
La historia de Bianchi Bones atraviesa casi un siglo de vida en la Patagonia y se proyecta hacia una nueva etapa. En una entrevista de #LA17, Alfredo Bones, referente de la tercera generación al frente del emprendimiento, repasó el recorrido familiar y explicó el proceso de transformación de una joyería tradicional hacia una estructura empresarial.


El aniversario número cien llegará el 13 de abril del próximo año, con una particularidad que distingue al comercio: cien años de actividad ininterrumpida en el mismo lugar. Según relató, el negocio nació en 1926 de la mano de su abuelo, continuó con su padre y hoy mantiene ese legado con una mirada puesta en el futuro.
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El origen del emprendimiento se vincula a la inmigración europea y al oficio artesanal. El abuelo de Alfredo, hijo de italianos, aprendió el trabajo de orfebre y joyero en Buenos Aires y llegó a Trelew alrededor de 1918. Años después, abrió su propio local, que también funcionaba como vivienda familiar, una modalidad habitual de la época.
“Simplemente soy un continuador de lo que empezó mi abuelo allá por 1926”, expresó durante la charla radial. En ese repaso, destacó que la historia del negocio excede a una persona y se apoya en valores transmitidos de generación en generación. El paso del tiempo marcó distintos momentos familiares. El padre de Alfredo, formado como doctor en Ciencias Naturales, debió hacerse cargo del comercio tras el fallecimiento de su abuelo. Él vivió una situación similar con su papá y asumió la conducción hace casi cuatro décadas, en un contexto que combinó responsabilidad familiar y vocación.
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“Yo nací en el mismo lugar donde estaba la casa y el taller, tenía incorporados los ruidos y los olores del oficio”, recordó. En aquellos años, explicó, todo se fabricaba de manera íntegra, algo que hoy se transformó con nuevos procesos y tecnologías.
Las joyas elaboradas a lo largo del tiempo quedaron ligadas a historias personales. Alfredo contó que todavía hoy hay personas que le muestran alianzas, cuchillos grabados o piezas realizadas por su abuelo. “La gente atesora esas piezas como parte del recuerdo familiar”, señaló. Ese vínculo emocional define la identidad del comercio. “Generalmente no se busca un valor material, sino un valor afectivo”, explicó, al describir la relación entre los clientes y los objetos que adquieren para momentos significativos.
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De cara al centenario, Bianchi Bones atraviesa una transición interna. El objetivo es dejar de ser solo un negocio familiar y consolidarse como empresa, sin perder el trato cercano. Alfredo remarcó que esa evolución implica actualizar formas de trabajo y adaptarse a los cambios culturales y comerciales.
En ese camino, la incorporación del comercio digital ocupa un lugar central. Con el acompañamiento de su hija, comunicadora social, el local fortaleció su presencia en redes y lanzó una tienda online. “Es una manera de no envejecer con el negocio”, afirmó. Actualmente, la firma opera con venta online, atención personalizada por WhatsApp y envíos a todo el país, incluyendo Puerto Madryn y el resto de la Patagonia. Según explicó Alfredo, el contacto directo sigue siendo una prioridad, aun en entornos digitales.
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La ubicación geográfica presenta dificultades propias. Los costos logísticos, de seguros y costos laborales son más altos que en los grandes centros urbanos. Sin embargo, el diferencial está en el vínculo con el cliente. “Si hay algún problema, lo solucionamos, y eso la gente lo sabe”, sostuvo.
A lo largo de estos cien años, la joyería también produjo piezas para instituciones y visitantes extranjeros. Alfredo recordó encargos especiales para representantes diplomáticos y organismos públicos, aunque reconoció que ese tipo de trabajos se redujo con el tiempo. Pese a los cambios económicos y sociales, el espíritu del comercio se mantiene. “El trato es exactamente igual, compre lo que compre el cliente”, aseguró. La idea, explicó, es que cada persona se vaya satisfecha, como ocurre desde hace un siglo.
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Con el centenario en el horizonte, Bianchi Bones se prepara para celebrar su historia y proyectarse hacia adelante, combinando tradición, empresa y cercanía. “Hace 100 años somos parte del brindis de fin de año”, resumió Alfredo, en una entrevista cargada de memoria y continuidad.





















