Ojos en verano y diabetes: controles, filtros UV y señales que miran los médicos

Enfoques16/12/2025

Controles, filtros UV y señales que miran los médicos Foto Freepik

En #LA17, la columna de salud puso el foco en algo que suele quedar para después: la vista como parte de la prevención cotidiana. La endocrinóloga Ana Muglia y la oftalmóloga Bárbara Federico hablaron de controles, diagnósticos que aparecen en un consultorio y continúan en el otro, y cuidados puntuales para esta época del año, con sol, playa, viento y hábitos que se repiten en grandes y chicos.

Muglia explicó que el trabajo con oftalmología aparece desde el inicio cuando se detecta diabetes. Contó que, ante un análisis de rutina con glucemia fuera de rango, el equipo toma una decisión rápida y concreta: “cuando le hacemos el diagnóstico de diabetes inmediatamente lo referimos al oftalmólogo”. En ese circuito, la consulta no apunta a un chequeo general, sino a buscar signos tempranos que permitan intervenir antes de que el daño avance.

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Federico detalló qué se controla en el consultorio y por qué el fondo de ojos ocupa un lugar central. Señaló que en personas con diabetes puede aparecer la retinopatía diabética, asociada a lesiones en la retina que surgen cuando los valores altos se sostienen y el paciente no mantiene un buen control. Lo describió en términos médicos y claros: “es una vasculopatía y una neuropatía”, y por eso el seguimiento necesita coordinación entre endocrinología y oftalmología.

En la charla también apareció el camino inverso: pacientes que llegan al oftalmólogo por otro motivo y se encuentran con una señal que apunta a diabetes. Federico afirmó que esa detección puede darse con el fondo de ojos o con hallazgos vinculados a la agudeza visual, y mencionó un caso frecuente: “una catarata… subcapsular posterior”, que suele verse en un porcentaje alto de pacientes diabéticos. Ese tipo de indicios, según explicó, permite orientar estudios y confirmar el diagnóstico con análisis.

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Sobre el control periódico, Federico sostuvo una recomendación simple para el público general: “recomendamos cada año o cada 2 años hacer un control oftalmológico”. Aclaró que, si existe una patología concomitante como diabetes, el seguimiento cambia de ritmo: pasa a ser como mínimo anual, y se acorta si el cuadro ocular se agrava o si aparece daño en retina que obliga a controles más frecuentes.

Muglia sumó una aclaración que atraviesa a muchos pacientes: cuánto se puede revertir y qué se busca evitar. Se refirió a la forma más grave de afectación de retina en diabetes y sostuvo que, con diagnóstico oportuno y trabajo antes de que aparezca, se puede modificar la evolución y “evitar la temida ceguera asociada con la diabetes”. El mensaje, sin dramatismos, apuntó a la misma idea: control temprano, continuidad y coordinación entre especialidades.

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Ya en modo verano, Federico fue directa con un punto que se repite en la playa: protección ocular real y no estética. Remarcó la necesidad de lentes de sol con filtro y lo resumió sin rodeos: “No es facha. No. Es salud.”. También explicó qué mirar al momento de comprar: “Dicen con protección UV”, y señaló que el uso se recomienda desde que los chicos van a la playa, siempre que lo toleren.

La conversación incluyó otro escenario bien patagónico: el viento y la arena. Federico contó que esos días suelen multiplicar las consultas, porque entran partículas al ojo y aumentan las lesiones por cuerpos extraños. Describió un caso común en el consultorio, vinculado también al trabajo: virutas por uso de amoladoras sin protección adecuada, incluso cuando hay gafas, porque pueden entrar por los costados.

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Sobre el procedimiento, relató cómo se retira la “basura” del ojo y el susto que suele sentir el paciente. Dijo que la extracción se hace en la lámpara, con anestesia en gotas, y lo explicó de forma concreta: “se lo sacamos con aguja generalmente”. A la vez buscó llevar tranquilidad respecto al dolor, en un ida y vuelta con la conductora que reflejó la escena típica de consultorio y el miedo previo.

Hacia el final, la columna dejó una advertencia que Federico ubicó como prioridad por la frecuencia creciente: el uso de pantallas en chicos. Recomendó a padres y madres evitar celulares en edades tempranas y lo planteó como primera medida: “recomiendo mucho… que no le den pantallas a sus hijos”. Contó que ya ve pacientes pequeños con problemas vinculados a ese hábito y precisó edades: “algunos empiezan a los 3 años”, con cuadros que se volvieron más comunes en los últimos años.

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La época de fiestas también apareció con un tema sensible: la pirotecnia. Federico recordó que la mala utilización provoca quemaduras y lesiones, y ante una urgencia marcó un primer paso claro: “agua, abundante agua y concurrir al oftalmólogo”. El cierre volvió al eje de la prevención, con un mensaje simple: control anual, protección UV y hábitos que cuiden la vista antes de que el problema obligue a correr.