LOS GLACIARES SE DESHACEN PONIENDO EN RIESGO LA VIDA ANDINA

El retroceso de los glaciares en los Andes amenaza el acceso al agua, eleva el riesgo de aluviones y genera tensión en comunidades de alta montaña.

PODCASTS Radio Francia Internacional24/03/2025REDACCIÓNREDACCIÓN
Glaciares andinos
Glaciares andinos

Desde los años 80, los glaciares andinos perdieron casi la mitad de su superficie debido al calentamiento global. El retroceso acelerado preocupa a científicos y pobladores por igual, que observan con impotencia cómo desaparecen reservas fundamentales. “Asistimos a la mayor pérdida jamás registrada en solo tres años”, alertó la Organización Meteorológica Mundial.

El retroceso glaciar compromete el acceso al agua en ciudades y zonas rurales que dependen del deshielo. Las regiones más afectadas se encuentran en Perú, Bolivia, Ecuador y Venezuela, donde el impacto ya es visible. El glaciar Chacaltaya, por ejemplo, desapareció por completo en Bolivia.

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En Perú, la pérdida alcanza el 40% del volumen glaciar en apenas tres décadas, lo que cambia por completo el ciclo hídrico. “Algunas cuencas ya tienen menos agua durante la estación seca”, explicó Fabian Drenkhan, glaciólogo en Lima. La reducción constante modifica el equilibrio entre épocas de abundancia y escasez.

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Los cultivos andinos como la papa, el maíz y la quinoa dependen del agua glaciar para sobrevivir en altura. La desaparición de los glaciares amenaza la base de la agricultura familiar andina, y pone en riesgo la seguridad alimentaria. En escenarios optimistas, la mitad de los glaciares peruanos podrían desaparecer antes del 2100.

El deshielo también genera un fenómeno peligroso: el aumento del volumen de lagunas formadas por el retroceso de los glaciares. La laguna Palcacocha, en Perú, creció 34 veces y amenaza a más de 100 mil personas en Huaraz. La ciudad ya vivió un aluvión mortal en 1941, cuando murieron cerca de 2.000 personas.

“El riesgo aumenta si una roca o un bloque de hielo cae sobre la laguna y genera una ola”, explicó Drenkhan. Si la presión rompe el dique natural, el agua se precipita cuesta abajo con fuerza destructiva. Este tipo de aluviones se conoce como GLOF (Glacial Lake Outburst Flood).

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Algunas obras intentan frenar el retroceso, aunque con resultados controvertidos. En Venezuela, se desplegaron mantas de plástico sobre el glaciar Humboldt para protegerlo del sol, una medida que generó polémica. Ambientalistas advierten sobre la contaminación plástica que podrían provocar estas soluciones artificiales.

Otras comunidades apelan a técnicas tradicionales para hacer frente a la escasez. En Cebollullo, Bolivia, se reutiliza un sistema ancestral de canales en zigzag para distribuir el agua lentamente. La sabiduría indígena intenta adaptarse a un cambio que ya desborda a la ciencia.

En Huaraz, se instalaron sistemas de drenaje para reducir el nivel de la laguna Palcacocha. Las hidroeléctricas, por su parte, apuestan por construir más embalses para asegurar el suministro. “Pero esos grandes reservorios también generan conflictos sociales”, advirtió Drenkhan.

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La cordillera blanca de Perú alcanzó el límite de adaptación en siete de sus nueve cuencas principales. El retroceso glaciar no solo transforma el paisaje, sino que redefine cómo se accede al agua. Las soluciones, por ahora, parecen parciales y frágiles ante un fenómeno global en marcha.

La ONU insiste en que la única forma de frenar esta tendencia es reducir drásticamente las emisiones. La advertencia es clara, pero las acciones concretas siguen siendo escasas y desiguales. El deshielo no espera negociaciones y la montaña lo sabe.

Material publicado por gentileza Radio Francia Internacional

   

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