



Una discusión inesperada, una mañana torpe o una tarjeta olvidada pueden alterar todo nuestro día. Marcela Vallejo lo define como “recalculando”, un modo emocional de afrontar las pequeñas sacudidas cotidianas. El GPS emocional no solo indica rutas, también sugiere frenar.
Cada mes, la coach propone una consigna para pensar y compartir desde su cuenta y desde los micrófonos de #LA17. En abril, el enfoque está puesto en este “recalculando” emocional. Una forma simple de nombrar situaciones inesperadas que nos desacomodan.
“Vamos por la vida creyendo que todo está bajo control, hasta que pasa algo que nos obliga a parar”, afirmó en una entrevista con #MODO17. No hace falta que sea un hecho traumático ni trascendente. A veces alcanza con que se te rompa un zapato antes de entrar al trabajo.
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La idea de GPS emocional busca identificar con precisión desde dónde se parte emocionalmente. No se trata solo de lo que pasó, sino de qué sentimos y cómo respondemos ante eso. “El GPS sirve para ver si esa emoción me sirve o no para avanzar”, explicó.
Recalcular no es rendirse, ni resignarse. Es una invitación a detenerse, respirar y observar lo que está ocurriendo en uno. Esa pausa permite interpretar las señales internas antes de reaccionar sin control.
Vallejo lo expresa con claridad: “Primero aparece la emoción. La amígdala reacciona. Pero después podemos reinterpretar y elegir qué hacer”. No se trata de negar lo que sentimos, sino de darnos permiso para revisar nuestra reacción.
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El enojo, por ejemplo, es una emoción común. Pero si no se comprende su origen, puede desatar un conflicto mayor. “¿Qué límite se rompió?”, propone preguntar cuando el enojo se activa.
Lo mismo con la tristeza, la ansiedad o la frustración. Cada emoción es una pista que indica algo más profundo. La propuesta es aprender a leer esas pistas antes de actuar.
A lo largo de la charla, se insistió en no demonizar las emociones. No hay emociones “malas”, todas son mensajes que el cuerpo y la mente intentan comunicar. “Si me conecto con lo que siento, puedo entender qué me quiere decir esa emoción”, dijo Vallejo.
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Muchas veces respondemos de manera automática, sin detenernos. Es parte del funcionamiento normal del cerebro emocional. Sin embargo, el coaching trabaja para dar herramientas que permitan elegir una mejor respuesta.
“La idea no es dejar de sentir, sino aprender a usar eso que sentimos para mejorar nuestra vida”, explicó. Si una emoción nos aleja de nuestros seres queridos o nos complica en el trabajo, vale la pena frenar. Solo con frenar ya estamos haciendo algo distinto.
En sus talleres y publicaciones, Vallejo sugiere observar tres cosas al sentir una emoción intensa: ¿Qué pasó? ¿Qué sentí? ¿Qué necesito ahora? Este pequeño ejercicio puede evitar grandes enredos emocionales.
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La amígdala, ese detector de alertas del cerebro, actúa como primer filtro emocional. Pero la corteza prefrontal puede intervenir después, si frenamos a tiempo. Ese es el momento de recalcular, de decidir otra ruta.
“Lo que estaba bien, lo dejo. Lo que no, lo cambio”, sintetizó la coach. Esa capacidad de revisar lo que traemos emocionalmente es central para elegir mejor. Y elegir mejor siempre mejora el día.
En Instagram, Vallejo compartirá un listado de emociones frecuentes y sugerencias para gestionarlas. Además, invita a dejar comentarios sobre experiencias personales. El espacio se abre todos los martes en #MODO17 y en las redes.
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Para esta semana, propone una consigna práctica: si aparece una emoción intensa, hacernos una sola pregunta. ¿Qué me está queriendo decir esta emoción? A partir de esa respuesta, redefinir la ruta.