


Neuquén y Río Negro se preparan para disputar un lugar en la futura gestión de las represas hidroeléctricas. El gobierno nacional anunció el inminente llamado a licitación de los complejos ubicados sobre los ríos Limay y Neuquén.
Las provincias corren contra el tiempo. Buscan intervenir en los nuevos contratos y garantizar un esquema de concesión más justo. Reclaman mayor participación y actualización de los ingresos por generación de energía.
La secretaria de Energía, María Carmen Tettamanti, confirmó el lanzamiento. El proceso se iniciará este mes. La Nación creó sociedades anónimas que facilitarán la transferencia del control a los nuevos adjudicatarios.
El anuncio reactivó viejas tensiones. Las provincias quieren incidir en las condiciones de concesión. Piden respeto por las competencias locales sobre los recursos naturales y participación efectiva en la renta generada.
El ministro neuquino Rubén Etcheverry expresó su preocupación. “Vamos a exigir que se respeten los derechos provinciales”, dijo. Criticó el castigo histórico a los ingresos de las provincias por este tipo de operaciones.
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Las centrales que entrarán en licitación son cuatro. El Chocón, Cerros Colorados, Piedra del Águila y Alicurá. Representan entre el 12% y el 15% de la electricidad del país. Son claves para el sistema nacional.
Actualmente funcionan bajo un régimen de prórroga. El Decreto 718/2024 habilitó una extensión transitoria. Las operadoras originales continúan al frente hasta que se formalicen las nuevas concesiones.
Neuquén y Río Negro ya fueron convocadas a conocer los pliegos. Ambas quieren revisar cláusulas, condiciones económicas y formas de control. No aceptarán modelos que repliquen las concesiones anteriores.
Etcheverry planteó un reclamo claro. “Si la venta de energía no impacta en la región, se incumple el federalismo”, sostuvo. Dijo que los ingresos actuales no reflejan el verdadero aporte de las hidroeléctricas.
Río Negro acompaña la postura neuquina. Las autoridades provinciales preparan una estrategia común. Quieren que la región reciba un beneficio concreto por la energía generada con sus ríos.
La Nación apuesta a un concurso nacional e internacional. Busca atraer inversiones y garantizar previsibilidad. La convocatoria será abierta a empresas locales y extranjeras.
Etcheverry remarcó el valor de la energía hidráulica. Afirmó que es una fuente firme, siempre disponible. “A diferencia de la solar o la eólica, no depende del clima”, dijo. Exige una remuneración acorde.
El futuro del sistema depende de estas decisiones. Las represas son estratégicas. Aportan estabilidad y volumen al abastecimiento eléctrico nacional. Su control genera tensiones y expectativas.
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Las provincias no quieren quedar relegadas. Advierten que no aceptarán un rol decorativo. Reclaman voz y voto en cada paso del proceso. También proponen integrar los entes de control.
El nuevo esquema incluye cuatro empresas públicas. Están controladas por Enarsa y Nucleoeléctrica Argentina. Servirán como vehículos para canalizar las acciones hacia los futuros operadores.
Las actuales concesionarias quieren seguir. Ya expresaron interés en renovar. También hay nuevos grupos que planean participar. La competencia será intensa y con impacto político.
Las represas movieron la economía regional por décadas. Pero los beneficios directos fueron escasos. La energía generada fluye al país. La renta queda centralizada. Las provincias buscan cambiar esa lógica.
La Secretaría de Energía promete transparencia. Asegura que el proceso tendrá criterios de mercado. También se garantizará una transición ordenada, sin interrupciones en el suministro.
Los tiempos preocupan a los gobiernos patagónicos. El calendario es apretado. Las decisiones llegan tarde. Y los espacios de negociación se achican.
Las provincias quieren vincular renta con territorio. Proponen que parte de los ingresos se reinviertan en obras. También quieren recibir compensaciones ambientales por el uso de los ríos.
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Los complejos hidroeléctricos modificaron el paisaje. Cambiaron caudales, afectaron comunidades y generaron desequilibrios ecológicos. La región asumió esos costos. Ahora pide una retribución justa.
La experiencia pasada dejó lecciones. Las concesiones de los noventa excluyeron a las provincias. El modelo priorizó el negocio y olvidó el desarrollo local. Neuquén y Río Negro no quieren repetir esa historia.
Las autoridades locales piden diálogo real. Reclaman una mesa de trabajo federal. No quieren solo informes. Exigen participación directa en la toma de decisiones clave.
La generación hidroeléctrica atraviesa un momento bisagra. El vencimiento de los contratos abre una ventana de oportunidad. Las provincias buscan aprovecharla.
La energía como política estratégica vuelve al centro del debate. Ya no se discute solo generación. También se habla de soberanía, equidad y federalismo energético.
Etcheverry pidió revisar el sistema de cánones. Propuso actualizaciones periódicas y mecanismos automáticos. Quiere evitar que las provincias dependan del humor del gobierno nacional de turno.
Las provincias también exigen un control ambiental más riguroso. Solicitan auditorías periódicas. Piden evaluar el impacto de las represas sobre los ecosistemas fluviales y las poblaciones cercanas.
El proceso licitatorio marcará el futuro energético del país. Neuquén y Río Negro se juegan mucho. Su posición es clara. No aceptarán quedar al margen del nuevo esquema.
Los próximos días serán decisivos. Se conocerán los pliegos. Comenzarán las negociaciones. Las provincias definirán su estrategia para defender sus recursos y sus derechos.







