



“No podemos perder el estatus sanitario que nos llevó 25 años”, advirtió el ministro rionegrino Carlos Banacloy. En Buenos Aires, representantes de Patagonia se reunieron con Nación para frenar la apertura de la barrera sanitaria y defender sus logros sanitarios.
La propuesta patagónica fue clara: avanzar hacia un país libre de aftosa sin vacunación. Quieren que el norte del río Colorado adopte el mismo estándar que la región sur. Proponen no retroceder, sino incluir.
La reunión se realizó en la Secretaría de Agricultura. Participaron funcionarios nacionales, ministros provinciales y referentes de la Mesa de Enlace. El tema central fue el futuro de la barrera sanitaria que protege la producción patagónica.
El gobierno nacional había anunciado la flexibilización de la barrera en marzo. Permitía el ingreso de carne con hueso desde el norte del río Colorado. La medida duró horas. El rechazo fue contundente. Nación suspendió la decisión por 90 días.
La propuesta de Río Negro y Neuquén fue presentada como alternativa. Buscaron evitar divisiones. Pidieron planificación, diálogo y unificar criterios sanitarios para todo el país. “No se trata de retroceder, sino de incluir”, insistió Banacloy.
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El estatus sanitario patagónico es clave para la exportación. La carne de la región accede a mercados exigentes gracias a su condición libre de aftosa sin vacunación. Perder ese diferencial afectaría a toda la cadena productiva.
Banacloy remarcó que países como Brasil y Bolivia avanzaron hacia ese mismo estándar. En cambio, el resto de Argentina sigue bajo vacunación obligatoria. Proponen que el país unifique criterios hacia arriba, no hacia abajo.
“La carne patagónica tiene acceso a mercados premium,” explicó Banacloy. Exportan carne ovina y bovina con hueso a Europa, China y Chile. Cualquier cambio en el estatus pondría en riesgo esos vínculos comerciales.
Guillermo Koenig, ministro de Neuquén, apoyó el planteo. Propuso incluir a La Pampa y Buenos Aires en el nuevo esquema. La Patagonia no quiere quedar aislada, pero tampoco perder las condiciones que logró con esfuerzo.
La reunión fue cordial, según asistentes. SENASA y Agricultura Nacional escucharon las posiciones provinciales. Accedieron a revisar la resolución 180/25. También acordaron abrir una mesa de trabajo con participación del norte del país.
Ernesto Ayling, productor de Chubut, participó como vocero. Representa a la Sociedad Rural Argentina. Remarcó que el problema no es el volumen, sino el riesgo. “Ingresan 100.000 toneladas al año. La discusión es el hueso plano”, dijo.
Los patagónicos alertaron sobre el riesgo de flexibilizar sin acuerdos previos. Pidieron que se consulten a los mercados compradores antes de habilitar cambios. “Estamos en un mundo más restrictivo. No podemos correr riesgos,” advirtieron.
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SENASA consideró que el riesgo sanitario es mínimo. Aseguró que con maduración y doble empaque no habría problemas. Pero los productores insistieron en que no se trata solo de sanidad, sino de percepción internacional.
China, Europa y Chile observan con atención. Cualquier alteración en el estatus puede repercutir en los embarques. La carne ovina con hueso está en la mira. La barrera es garantía de calidad, no solo un protocolo interno.
Banacloy pidió un plan a largo plazo. Proponen erradicar la aftosa de manera definitiva. Convocar a todas las regiones. Diseñar estrategias conjuntas. “Queremos una política nacional, no una imposición por decreto,” señaló.
Río Negro planteó que el estatus actual es una herramienta competitiva. No solo protege la sanidad. También ordena la producción, genera empleo y facilita inversiones. Perderlo sería retroceder décadas.
Los ministros alertaron sobre las inversiones hechas. Hay infraestructura, personal, logística y control en cada frontera interna. “No se puede borrar todo con una resolución inconsulta,” advirtieron los funcionarios.
Los productores valoraron que se haya abierto el diálogo. La reunión permitió exponer argumentos, presentar propuestas y sentar bases para el trabajo conjunto. Esperan que Nación no insista con medidas unilaterales.
Ayling consideró que hubo coincidencias. Todos aceptaron que el ingreso de carne con hueso requiere condiciones específicas. Maduración, doble envase y acuerdos comerciales. No alcanza con una resolución técnica.
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El mayor cuestionamiento fue al momento de la medida. La resolución salió sin aviso. Generó incertidumbre, pérdidas económicas y desconfianza. Los frigoríficos del sur frenaron compras. Los productores retuvieron animales.
Banacloy pidió que se convoque también a los actores del norte. Quieren que participen de la nueva mesa de trabajo. Así se evitarán futuros conflictos y se avanzará en una política sanitaria nacional.
Nación admitió que evaluará todo lo planteado. No confirmó ni descartó cambios. Pero se comprometió a revisar los efectos y abrir canales de consulta con los mercados externos.
Los patagónicos exigen que no se repita la improvisación. El estatus sanitario no puede modificarse sin debate. La sanidad no es solo técnica. También es política, económica y comercial.
No se habló del ingreso de ganado en pie. El tema no fue parte de la agenda. La reunión se centró en la carne con hueso y las implicancias sanitarias del transporte entre regiones.
El asado con hueso fue el eje de la discusión. Ese corte vacuno es el más demandado. Su ingreso puede alterar la competencia y cambiar los flujos comerciales entre provincias.
SENASA planteó que hay presión de frigoríficos. Tienen excedentes. Buscan nuevos mercados. El sur representa una oportunidad. Pero los productores reclaman que no sea a costa de sus condiciones diferenciales.
Los consumidores también presionan. El precio del asado empuja a buscar opciones más baratas. Pero los gobiernos provinciales quieren sostener la calidad y el estatus que los distingue.
Banacloy fue contundente. “El esfuerzo de 25 años no puede tirarse por la borda. Queremos más controles, no menos,” sentenció. Su planteo tuvo eco en todos los ministros patagónicos.
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El debate recién empieza. En 90 días se vence la suspensión. Nación debe decidir si mantiene la barrera o si la flexibiliza. Mientras tanto, las provincias seguirán defendiendo su estatus.
La Patagonia apuesta a la unidad. Quieren que el país avance en conjunto. Pero no están dispuestos a ceder logros sanitarios sin garantías. La salud animal, el comercio y la identidad están en juego.