


Vaca Muerta atraviesa un momento clave. Las empresas argentinas toman protagonismo. Las extranjeras empiezan a retirarse de forma progresiva. Vista compró el 50 % de La Amarga Chica a Petronas por más de 1.200 millones de dólares. La operación refuerza una tendencia que ya se había instalado con la salida de Exxon.
El movimiento de Vista confirma que el mercado cambió. Pluspetrol había abierto el juego cuando adquirió los activos de Exxon. Ese acuerdo sorprendió al mercado por el precio alto. Los analistas esperaban una operación más cauta, pero la valuación fue agresiva. Desde entonces, otras multinacionales empezaron a considerar vender sus activos.
Equinor, Total y la propia Petronas reconocieron que analizaban ofertas. Ese tipo de anuncios se multiplicó. Las extranjeras abrieron la puerta a un posible repliegue. El contexto internacional de precios no ayudó, pero el interés local siguió firme.
La caída del petróleo no detuvo las operaciones. El Brent bajó, pero Vaca Muerta sigue siendo rentable. El negocio se sostiene por productividad, infraestructura y escala. Las compañías argentinas entienden las reglas del juego y actúan rápido.
El entorno local tiene muchas barreras. Las restricciones para girar utilidades complican a las multinacionales. Las firmas extranjeras comparan con otros países y pierden interés. En cambio, las nacionales ven oportunidades por su presencia y experiencia.
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Vista, dirigida por Miguel Galuccio, quiere escalar posiciones. Su objetivo es convertirse en la segunda petrolera de shale oil del país. La compra de La Amarga Chica es un paso estratégico en esa dirección. El mercado leyó la jugada como un avance sólido.
Vista ya produce 63 mil barriles diarios. Con esta operación apunta a los 120 mil. YPF sigue arriba con 123 mil barriles, pero Vista achica distancias. En producción total, Vista ya superó los 68 mil barriles por día.
Los números muestran un cambio real. En petróleo total, YPF encabeza con 258 mil barriles. PAE se mantiene con 100 mil. Chevron sigue con 50 mil y Shell con 45 mil. Vista ya se posiciona entre los cinco grandes del sector.
La presencia extranjera se concentra en pocas firmas. Shell, Chevron, Harbour y Geopark siguen activas. Estas compañías no quieren vender. Evalúan nuevas compras. Las próximas licitaciones podrían definir nuevos movimientos en la cuenca.
El recambio no implica un vacío. Las extranjeras que se retiran dejan áreas desarrolladas. Las empresas argentinas aprovechan ese know-how acumulado. Conocen el terreno, los proveedores y los equipos técnicos.
El capital nacional gana espacio sin intervención estatal. No se trata de estatización, sino de protagonismo privado. Las decisiones se toman en Buenos Aires y no en Houston. Ese giro marca una nueva etapa en el sector energético.
El Gobierno sigue de cerca el proceso. Necesita producción, divisas y empleo. Vaca Muerta representa una fuente clave. Las operadoras locales ofrecen agilidad y compromiso territorial. Tienen estructura en el país y no dependen de oficinas centrales extranjeras.
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La operación de Vista es una señal fuerte. Ratifica que el shale argentino sigue atractivo. Incluso con precios bajos, las reservas de Vaca Muerta generan interés. La tecnología ya no es un límite. El desafío está en la escala y el financiamiento.
El mapa de producción cambia rápido. Los datos de 2024 muestran una consolidación del nuevo orden. Vista sube, YPF se mantiene firme, PAE resiste, y las extranjeras se reagrupan. El foco pasó de lo internacional a lo nacional.
Galuccio ya había anticipado este escenario. Desde su experiencia en YPF supo leer el rumbo del negocio. Vista opera como una petrolera moderna y con ambición. Integra producción, tecnología y estrategia.
La Amarga Chica no es un área más. Tiene potencial, infraestructura y ubicación. Vista apostó por un activo con alta productividad comprobada. La compra incluyó proyección, logística y campo probado.
Petronas no se fue por debilidad. Se retiró por estrategia. El contexto local no favorece a los capitales extranjeros. El cepo sigue siendo un obstáculo concreto para muchos.
Las empresas locales no tienen ese problema. Reinvierten en el país, manejan los riesgos y conocen el modelo. No compiten contra activos africanos o asiáticos. Apuntan a crecer en el territorio nacional.
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El cambio no se detiene. Más allá del precio del petróleo, el recambio continúa. El mercado argentino ya tiene nuevos actores protagónicos. Vaca Muerta no espera, avanza con quienes entienden el terreno.
Los próximos meses mostrarán nuevas operaciones. Algunas áreas cambiarán de manos. Los jugadores locales buscarán escalar posiciones. El capital nacional sigue en expansión.
La competencia interna mejora el rendimiento. Cada firma quiere liderar. La producción crece en volumen, tecnología y eficiencia. El sector se renueva y se adapta al nuevo escenario global.
Las provincias productoras también observan con atención. Los ingresos por regalías dependen del movimiento. La actividad petrolera sostiene la economía de regiones enteras. Neuquén lidera ese esquema, pero otras quieren sumarse.
Los sindicatos ven con buenos ojos la continuidad operativa. Prefieren actores locales con presencia real. La estabilidad laboral depende de empresas que invierten y no especulan. Vista, Pluspetrol y otras lo entienden y actúan en consecuencia.
La argentinización no es total, pero ya es dominante. Las firmas nacionales tienen presencia, inversión y resultados. Vaca Muerta cambia de manos, pero no pierde fuerza.







