

SOMU vs empresas: Los barcos seguirán amarrados hasta que el negocio sea viable
Chubut08/05/2025

Los barcos congeladores no saldrán a pescar hasta que exista un acuerdo con los gremios. Así lo decidieron más de treinta dueños y CEOs de empresas argentinas y extranjeras reunidos en Barcelona, antes del inicio de la Seafood Expo Global.
Durante dos horas analizaron la situación crítica del negocio del langostino congelado a bordo. Todos coincidieron en que las condiciones actuales no permiten sostener la rentabilidad y decidieron presentar una propuesta formal ante el Ministerio de Trabajo y los sindicatos.
La propuesta se basa en una baja del 30% en los valores de producción establecidos por convenio. La intención es recomponer el equilibrio económico del sector, que atraviesa una crisis sostenida desde hace al menos cuatro años.
Los empresarios remarcaron que los costos laborales alcanzan el 60% del gasto operativo total. Esto coloca al negocio del langostino en una posición imposible de sostener sin una renegociación de los términos actuales con los trabajadores.
Agustín de la Fuente, presidente de CAPIP, aseguró que el sector “no tiene más margen”. Sostuvo que “las condiciones no cambiaron y siguen siendo inviables para operar con rentabilidad en el congelado a bordo”.
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Fernando Álvarez, presidente de Conarpesa, organizó la reunión para unificar criterios. El objetivo fue lograr una sola postura empresarial frente al conflicto, tanto para los gremios como para el Gobierno nacional.
“Tenemos que hacer la presentación ante el Ministerio de Trabajo”, confirmó Antonio Solimeno. Explicó que se trata del paso formal necesario para abrir la discusión con los gremios marítimos en busca de un nuevo convenio que contemple la situación actual.
La falta de rentabilidad ya paralizó la flota de manera total. Los barcos permanecen en puerto y no saldrán mientras no se modifiquen los valores vigentes de producción y pago por tonelada.
Gustavo Casanova, del Grupo Arbumasa, detalló que el negocio estuvo subsidiado con otras especies. Pero explicó que ya no existen más recursos para seguir tapando las pérdidas del congelado a bordo.
“Estamos todos con el mismo diagnóstico”, dijo Casanova. Advirtió que si no se ajusta el esquema, “nos quedaremos sin negocio en el corto plazo”. Aclaró que la situación es crítica y no admite demoras.
La reunión sirvió para consolidar un consenso empresario sin fisuras. Todos los asistentes coincidieron en mantener la flota inactiva hasta conseguir un acuerdo formal que asegure la viabilidad del sector.
Algunos empresarios propusieron fórmulas alternativas al recorte directo. Se habló de anexar el básico al rendimiento o plantear pagos mixtos como opciones complementarias a la reducción del 30%.
La idea central sigue siendo la baja del valor de referencia. Ese punto define los pagos por producción en los convenios actuales, considerados insostenibles por el sector privado en el contexto internacional.
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El negocio del langostino enfrenta precios bajos en el mercado externo. Sumado a una carga fiscal alta y una estructura de costos rígida, esto empuja a la actividad hacia un punto de quiebre.
La rentabilidad negativa estimada en 15% se volvió estructural. Según los empresarios, no se trata de una crisis coyuntural sino de un modelo que dejó de funcionar y necesita ajustes inmediatos.
La CAPIP considera que ya no se puede seguir pescando con pérdidas. Rechazó la idea de sostener la actividad con financiamiento externo o apoyo de otras unidades. “No queda nada para cubrir los déficits”, afirmaron.
El planteo fue expuesto también ante el Consejo Federal Pesquero. Allí se reiteró que el congelado a bordo no resiste otro año con los convenios actuales.
El Ministerio de Trabajo será el próximo ámbito de discusión. La presentación empresarial incluirá la propuesta de reducción, los argumentos económicos y la proyección de escenarios posibles con y sin acuerdo.
Los gremios marítimos todavía no manifestaron una respuesta clara. Se espera que el encuentro con las autoridades genere una instancia formal para analizar la propuesta.
Algunos dirigentes sindicales anticiparon su desacuerdo con la baja. Sin embargo, reconocieron que la crisis afecta a toda la cadena y que se necesita una solución consensuada.
Empresarios más optimistas, como Solimeno, creen que el diálogo puede destrabar el conflicto. Aseguran que la voluntad de trabajo sigue firme en todas las partes.
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“Tenemos que buscar un punto de equilibrio”, repitió Agustín de la Fuente. Para CAPIP, no se trata solo de salvar empresas, sino de preservar el empleo formal y la cadena productiva.
La temporada de langostino está en riesgo si el conflicto se prolonga. Algunos empresarios estiman que los barcos podrían seguir amarrados hasta julio si no hay un acuerdo inmediato.
El problema no se limita a las tripulaciones. También afecta a plantas procesadoras, estibadores, proveedores logísticos y comunidades que dependen del trabajo pesquero.
La inactividad de la flota impacta de forma directa en la economía regional. Las pérdidas ya comenzaron a sentirse en los puertos de Rawson, Puerto Madryn y Comodoro Rivadavia.
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Los empresarios afirmaron que no se trata de una medida de presión. Aseguraron que no hay otra alternativa posible mientras no se ajusten los costos a la realidad.
“Esto no es una pulseada, es una necesidad”, sintetizó Casanova. Insistió en que “la propuesta no busca perjudicar a nadie, sino evitar que el negocio desaparezca”.
Las expectativas están puestas en el Ministerio de Trabajo. Será allí donde se defina si la actividad puede continuar o si la parálisis se profundiza.
Todos los actores del sector coinciden en que el modelo actual está agotado. La discusión por los valores de producción será clave para definir el futuro del langostino congelado a bordo.







