

Maquinaria agrícola en alerta: Entre la importación de usados y la caída del mercado interno
Política10/05/2025

La maquinaria agrícola enfrenta un escenario difícil en Argentina. Las ventas no despegan, los márgenes se achican y la competencia externa aumenta. Así lo describen referentes de un sector estratégico.


“El sector no está bien”, afirmó Enrique Bertini (h). El presidente de CAFMA detalló que la venta no es masiva y los productores no tienen liquidez. El panorama se muestra complejo y sin señales claras de recuperación.
Los costos y los impuestos complican el negocio. Las pymes que fabrican maquinaria deben enfrentar una presión impositiva del 33%. En Brasil, ese número es del 16%, según datos de la cámara.
La apertura a la importación de maquinaria usada agravó el problema. El Gobierno habilitó el ingreso de equipos a través del CIBU. Para los fabricantes locales, la medida impacta de forma directa sobre el valor de lo producido.
“No va a pasar por ningún control”, advirtió Bertini. La industria nacional perderá competitividad y valor. Los concesionarios también se verán afectados, con un mercado desordenado.
La venta creció en el primer trimestre, pero hay cautela. ACARA informó 1.226 unidades vendidas entre enero y marzo, un 43,9% más que en 2024. Sin embargo, el dato no refleja estabilidad.
El mercado interno permanece frágil. La incertidumbre y la falta de financiamiento frenan la recuperación. Las pymes buscan alternativas para sostener producción y empleo.
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La competencia con productos importados plantea una desigualdad estructural. Las máquinas extranjeras ingresan con menores costos en materias primas y cargas laborales. La industria nacional queda en desventaja.
Carlos Castellani, de Apache, pidió una competencia leal. “Me gusta la competencia, pero con condiciones parejas”, sostuvo. Señaló que el dumping daña la producción local.
“Cuando se den esas condiciones, hay que aplicar la ley”, remarcó Castellani. La industria busca reglas claras que no favorezcan a las grandes multinacionales sobre los fabricantes argentinos.
Marcela Silvi, de Erca, planteó dudas sobre la apertura de importaciones. “Hace falta un orden lógico en las decisiones”, explicó. Cuestionó la falta de previsión oficial.
“Quiero un país donde se pueda comprar y vender libremente”, expresó Silvi. Pero advirtió que el desorden afecta a las pymes. La presión impositiva encarece el producto final.
El mercado impone precios. “La ineficiencia hay que descartarla”, dijo Silvi. La competitividad depende también del entorno impositivo y de las políticas públicas.
El costo fiscal representa un peso clave en la estructura. Las pymes piden acompañamiento estatal para reducir cargas. La eficiencia sola no alcanza si las condiciones externas cambian.
El ministro Caputo anunció que se eliminan retenciones para productos industriales. La medida incluye agropartes, autopartes y bienes de capital. Pero el impacto aún no se siente en el sector.
Los equipos terminados no pagaban retenciones. Algunas partes sí tributan un 3,5%, pero en forma específica. La industria espera que la medida se extienda a toda la cadena.
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Las exportaciones del sector oscilan entre 100 y 150 millones de dólares anuales. La cifra muestra potencial, pero también fragilidad. El mercado externo requiere previsibilidad y soporte.
“Hay que mantener los mercados ya ganados”, subrayó Silvi. El trabajo de posventa, repuestos y logística exige estructura. La exportación no depende solo del precio.
Eduardo Borri, de Metalfor, pidió eliminar todos los derechos de exportación. Señaló que el verdadero festejo llegará con un cambio estructural. El objetivo es competir con tecnología propia en las grandes ligas.
Las pymes trabajan con márgenes ajustados. La cadena de valor necesita eficiencia y respaldo. La rentabilidad no puede sostenerse sin un entorno estable.
El ingreso de maquinaria usada desincentiva la producción local. Los fabricantes nacionales pierden terreno. Las ventas internas no alcanzan para cubrir los costos.
El sector genera empleo calificado. La fabricación de sembradoras, tractores y cosechadoras involucra a miles de trabajadores. La caída golpea también a proveedores y técnicos.
La tecnología local logró reconocimiento internacional. Empresas como Apache, Erca y Metalfor exportan a mercados exigentes. El riesgo es perder competitividad por decisiones erráticas.
Brasil ofrece un modelo distinto. Con gobiernos de derecha y de izquierda, la política industrial se mantuvo estable. Eso permitió crecer sin importar el signo político.
CAFMA reclama una política de Estado sostenida. La industria no puede depender del humor de los mercados. Necesita reglas claras y previsibles para desarrollarse.
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El atraso cambiario también preocupa. Las exportaciones se encarecen en dólares. La rentabilidad externa se reduce y muchas empresas prefieren vender solo en el mercado interno.
La logística y la infraestructura también inciden. El transporte, los servicios y la energía afectan los costos. La competitividad necesita una mirada integral.
La maquinaria agrícola representa innovación y soberanía tecnológica. Defender su desarrollo implica pensar en el futuro del agro. La producción local genera valor y conocimiento.
La industria pide equilibrio y reglas claras. El país necesita producir y exportar con competitividad. La apertura sin planificación puede destruir años de esfuerzo.





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