

Escándalo: Sexo en el Vivero Municipal, una filmación y un despido por abuso de poder
Actualidad24/05/2025

La ciudad rionegrina de Catriel, de poco más de 20 mil habitantes, volvió a quedar en el centro de la polémica tras la difusión de un nuevo escándalo institucional. Esta vez, el foco está puesto en una escena captada por las cámaras del Vivero Municipal: dos trabajadores municipales fueron registrados manteniendo relaciones sexuales en el baño durante su horario laboral.


La reacción de la intendenta Daniela Salzotto fue contundente. Apenas se conocieron las imágenes, se decidió el despido inmediato del hombre, quien estaba a cargo de la cuadrilla del vivero. La funcionaria argumentó que se trataba de un caso de “abuso de poder”, dado que el empleado tenía un rol jerárquico sobre la mujer implicada. En cambio, no tomó la misma medida con ella, sosteniendo que se encontraba en un “estado de vulnerabilidad”.
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El episodio, más allá del acto en sí, adquirió una dimensión mayor porque se dio en el marco de tensiones previas en el gobierno local. En marzo, Catriel fue noticia nacional por otro hecho grave: el entonces presidente del Concejo Deliberante, Alberto Ariaudo, fue filmado mientras amenazaba con un arma a la propia intendenta. La secuencia, registrada por cámaras de seguridad del municipio, terminó con su renuncia, aunque antes fue acusado por coacción agravada y portación ilegal de armas.
En el caso actual, el ingreso conjunto de ambos trabajadores al baño fue captado con claridad por las cámaras. El hecho ocurrió en el predio del vivero municipal, durante la jornada laboral, y en un espacio público. Desde el Ejecutivo no se revelaron las identidades de los involucrados, pero se explicó que la decisión de cesar al hombre se basó en su posición de autoridad sobre la mujer.
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“Es un hecho lamentable. Se tomó la decisión más justa posible dentro de lo que establece el reglamento y el marco institucional”, señalaron fuentes cercanas a la gestión de Salzotto. La medida también reabrió un debate interno sobre el uso de cámaras en lugares de trabajo públicos y los límites entre lo privado y lo institucional.
Catriel, una ciudad petrolera ubicada al norte de Río Negro, ha estado marcada en los últimos meses por situaciones que rozan lo insólito. Primero fue la amenaza de un arma en la sede del gobierno municipal; ahora, un hecho de carácter sexual que derivó en un despido y una justificación oficial por “vulnerabilidad”.
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Desde el gobierno municipal no se descarta que este tipo de episodios puedan derivar en una revisión del régimen disciplinario de los trabajadores públicos. Mientras tanto, la Justicia sigue su curso respecto al caso Ariaudo, quien fue imputado y recibió una serie de restricciones legales, como la prohibición de acercarse a menos de 300 metros de la intendenta y de otros funcionarios municipales.
Catriel vive, una vez más, el impacto de una crisis institucional que excede lo anecdótico y vuelve a poner en evidencia una gestión tensionada por conflictos internos, episodios violentos y, ahora, un escándalo sexual que no tardó en recorrer el país.









