


Thiago Chaparro cayó desde el sexto piso de un hotel en Bariloche y sobrevivió. El accidente ocurrió en agosto de 2024, durante la última noche de su viaje de egresados. Tenía 17 años y compartía la habitación con tres amigos.


El marco resbaladizo y la imprudencia lo empujaron al vacío. Se encontraba en la habitación 603 cuando abrió una ventana tipo “V”, apoyó un pie, sacó la cabeza y patinó. La caída lo llevó por casi veinte metros. El cuerpo golpeó con ventanas, tubos, y aterrizó en un patio interno del hotel.
“Un milagro quiso que me quedara de este lado de la línea”, dijo Thiago.
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Pasó por seis cirugías, tres meses en silla de ruedas y 96 horas en coma inducido. También sufrió fractura de mandíbula, pérdida dental y operaciones en ambas rodillas y un pie. Hoy, camina sin dolor, anda en bicicleta y asiste al gimnasio.
“Me mejoraron la cara, salí ganando”, bromeó el joven. Superó el miedo al espejo y volvió a la vida con entusiasmo. La madre, Ailén, enfermera de profesión, reconoció: “Esto fue un milagro de Dios. No nos va a alcanzar la vida para agradecer”.
El análisis toxicológico dio negativo para drogas y alcohol. El fiscal confirmó los resultados en el informe oficial. Thiago se mantuvo consciente tras la caída y entregó el número de su madre a los primeros socorristas.
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Hoy, el adolescente cursa el último año de la secundaria en Rosario. Planea estudiar ingeniería electrónica, aunque su verdadera pasión sigue en la música.
Desde los seis años toca instrumentos y lidera la banda K.I.A. Junto a sus amigos fusiona metal con rap. Compone, canta y toca la batería. “Siento que me iría bien igual, pero no sé si ganaría plata”, confesó.
Su gran objetivo: volver a tocar en vivo con la banda. La rehabilitación avanza y sueña con subirse al escenario nuevamente. “Tengo que tener paciencia y perseverancia”, afirmó.
Fuente: LMN











