Irán amenaza con cerrar Ormuz y el petróleo podría dispararse un 80% en días

Actualidad23/06/2025Sergio BustosSergio Bustos
ormuz
El estratégico estrecho de Ormuz.

La tensión en Medio Oriente se convirtió en una bomba económica mundial. Irán anunció que podría cerrar el estrecho de Ormuz, un paso marítimo estratégico por donde circula el 20% del petróleo y gas del planeta.

El Parlamento aprobó la medida tras los bombardeos de Estados Unidos sobre instalaciones nucleares en Fordo, Natanz e Isfahan. La decisión final ahora está en manos del Consejo Supremo de Seguridad Nacional.

“El cierre se hará cuando sea necesario”, afirmó Esmail Kosari, comandante de la Guardia Revolucionaria. La amenaza ya sacudió los mercados.

Ormuz es el cuello de botella energético más importante del mundo. Solo tiene 39 km de ancho, pero por allí pasan entre 17 y 18 millones de barriles por día.

Arabia Saudita, Irán, Irak, Kuwait, Qatar y Emiratos Árabes Unidos dependen de ese corredor para exportar crudo y gas. Un bloqueo paralizaría parte del suministro global.

Asia quedaría en jaque. China, India, Japón y Corea del Sur dependen fuertemente del petróleo que cruza ese estrecho. Europa y Estados Unidos, aunque más diversificados, también sentirían el golpe.


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La amenaza ya disparó las alertas. Analistas estiman que los precios del crudo podrían subir un 20% en los próximos días, solo por la incertidumbre.

En caso de un bloqueo prolongado, el barril podría trepar a 150 o incluso 200 dólares. La energía subiría, los alimentos aumentarían y la inflación se expandiría en cadena.

Las principales bolsas del mundo reaccionaron con caídas. El temor a una crisis energética empuja a los inversores hacia activos más seguros, como el oro o el dólar.

El conflicto también afecta a los cargamentos de gas natural licuado. Qatar, uno de los mayores exportadores globales, vería bloqueada su única ruta al océano abierto.

La situación escaló tras el ataque estadounidense del sábado. Tres plantas nucleares iraníes fueron destruidas con misiles. Horas después, Irán lanzó 27 cohetes balísticos sobre Israel, dejando heridos y escombros.

Las ciudades de Tel Aviv y Haifa fueron blanco de las represalias. Las FDI respondieron con bombardeos sobre objetivos militares iraníes. El conflicto cruzó una nueva frontera.

La comunidad internacional guarda silencio. Irán justifica sus movimientos en la “pasividad cómplice” de organismos multilaterales ante las acciones de EE.UU.


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“Este ataque no quedará sin respuesta”, advirtió un vocero del régimen. El cierre de Ormuz pasó de hipótesis a posibilidad concreta.

Multinacionales ya activaron protocolos de emergencia. Varias firmas energéticas con operaciones en el Golfo Pérsico evalúan rutas alternativas, aunque todas implican mayores costos.

El comercio marítimo se tensiona. Buques petroleros ya evitan zonas cercanas al estrecho, ante posibles ataques o bloqueos parciales.

La seguridad energética vuelve a estar en juego. Estados Unidos y Europa temen un desabastecimiento repentino, con impacto directo sobre sus economías.

La Casa Blanca aún no dio una respuesta oficial. Pero el Departamento de Estado confirmó reuniones urgentes con aliados europeos y asiáticos.

En paralelo, Israel refuerza su sistema de defensa antimisiles. La posibilidad de una ofensiva extendida ya se debate en las fuerzas armadas.


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El cierre de Ormuz sería una jugada extrema. Pero ya encendió las alarmas de las principales potencias y de las multinacionales que dependen del flujo constante de energía.

Una amenaza real con impacto inmediato. Según estimaciones, un cierre total podría dejar sin suministros a miles de empresas en menos de una semana.

Los precios del Brent y el WTI ya muestran subas. Las rutas alternativas son costosas y limitadas, lo que agrava aún más la presión sobre la oferta.

El conflicto entre Irán y Estados Unidos escala sin freno. Ahora pone en jaque la economía mundial, en un escenario donde la energía vuelve a ser arma geopolítica.

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