#Aniversario de Madryn | La historia de una familia que creció junto al avistaje de ballenas

Chubut28/07/2025

Miguel Bottazzi

El crecimiento del turismo de avistaje también es la historia de muchas familias que apostaron al mar cuando todo era incierto. Una de ellas es la familia Bottazzi, cuya tradición náutica se inició hace más de cuatro décadas y hoy sostiene la continuidad de la actividad.

En un día tan especial, como lo es este 28 de julio, Miguel Bottazzi, uno de los actuales referentes del sector, compartió su experiencia en el programa “El Quinto Poder” por #LA17. “Somos una familia empresa, con lo bueno y lo difícil que eso implica”, explicó al referirse a la convivencia entre lo laboral y lo afectivo. Esa identidad familiar forjó también una relación cercana con la radio, a la que definió como “parte del día a día”.

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La historia de los Bottazzi se remonta a los tiempos del viejo Tito, pionero del avistaje en la zona. Miguel recordó las primeras salidas en condiciones precarias, con una lancha pequeña, una casilla y noches frías. “Calentaban ladrillos con la garrafa para dormir”, relató sobre aquellas jornadas de inicio.

Desde entonces, la actividad evolucionó hasta convertirse en modelo de conservación y manejo responsable. Según Bottazzi, esa transformación fue posible gracias al trabajo conjunto entre el sector privado, el Estado y la comunidad local. “Durante años hubo conflictos, pero hoy hay diálogo y una cámara común”, señaló sobre la integración empresarial posterior a la pandemia.

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En la entrevista, destacó la importancia del vínculo comarcal entre Puerto Madryn, Pirámides y Trelew. “Debemos trabajar como un solo equipo para ofrecer un producto de varios días en la zona”, propuso, subrayando la necesidad de articulación territorial para fortalecer el turismo regional.

La empresa familiar también avanza en accesibilidad e innovación tecnológica. La nueva embarcación incorpora mejoras como un sistema de maniobra con motor eléctrico, que permite movimientos más suaves para el acercamiento a las ballenas. “Pensamos en cómo minimizar el impacto sin perder calidad”, explicó.

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El valor agregado no se limita a la infraestructura, sino a la pasión heredada. Miguel relató cómo desde chico eligió subir al barco, incluso cuando eso implicaba perderse juegos con sus amigos. “Nos tocó aprender de nuestros padres y hoy transmitimos lo mismo a la próxima generación”, afirmó.

El turismo sigue siendo incierto, pero la pasión se mantiene como motor. Bottazzi remarcó que las reservas suelen llegar sobre la fecha y que, a pesar de ello, “uno apuesta y se la juega por seguir invirtiendo y mejorando”. La empresa hoy cuenta con embarcaciones modernas y servicios adaptados a todos los visitantes.

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El cierre de la entrevista incluyó una reflexión sobre el valor humano detrás de cada experiencia turística. “Las ballenas están, el paisaje está, pero lo que hace la diferencia es la gente que te guía y te recibe con ganas”, resumió, reafirmando que el vínculo con la naturaleza también se construye desde la calidez.