La flota china acecha Sudamérica con una red ilegal que pesca sin control y esquiva sanciones

Actualidad05/08/2025Sergio BustosSergio Bustos
flota china
Los barcos chinos acechan.

La pesca ilegal china ya no se esconde: se organiza, se financia y se expande frente a las narices de Sudamérica. Con una flota que opera al borde de las zonas económicas exclusivas de Ecuador, Perú y Argentina, miles de barcos calamareros siguen activos gracias a una red opaca que incluye frigoríficos flotantes, tanqueros, empresas offshore y puertos sin control.

Según un informe de Action on Armed Violence (AOAV), el 69% de estos barcos tiene vínculos con antecedentes ilícitos o denuncias por abuso laboral. Y su actividad, lejos de retroceder, se sostiene gracias a estructuras logísticas que permiten operar durante meses sin pisar tierra.

En julio, barcos como el Haideli708 estaban a solo 60 millas del límite de la zona económica exclusiva de Galápagos. Aunque no cruzan esa línea, pescan en el borde, sin declarar especies ni cantidades, lo que desplaza a pescadores artesanales y deja vacías las cuotas de conservación.


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En alta mar, los reefers —buques frigoríficos— permiten cargar toneladas de pesca sin volver a puerto. Solo 15 de ellos concentran el 72% de estas operaciones, casi todos bajo control chino pero con banderas de conveniencia. También hay tanqueros que recargan combustible en pleno océano, varios de ellos ligados al Winson Group, acusado por la ONU de contrabando.

Los FOBs —bases pesqueras flotantes— funcionan como hospitales, hoteles y centros de coordinación. Uno de ellos, el Zhe Pu Yuan 98, ya desembarcó tripulantes enfermos o muertos sin dejar rastro del barco de origen.

En tierra, la complicidad se extiende. Agentes portuarios en Perú y Uruguay facilitan el ingreso sin verificación de antecedentes. Montevideo, entre 2021 y 2023, fue el puerto más utilizado por estas flotas.

Un caso emblemático es el del Zhen Fa 7, sancionado por Estados Unidos por trabajo forzado. Estuvo operando frente al mar argentino hasta junio, con base en Montevideo. En 2021, desembarcó el cuerpo de un marinero indonesio que murió a bordo, en condiciones que exponen la brutalidad de este sistema.


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Las conexiones empresariales refuerzan el mecanismo. Compañías como Wei Fong Shipping y Zhoushan Ningtai Ocean Fishery manejan redes de barcos con múltiples denuncias por violencia, jornadas extenuantes y salarios impagos.

En Ecuador, el antecedente más fuerte sigue siendo el del Fu Yuan Yu Leng 999, detenido en 2017 con 500 toneladas de pesca, incluidos tiburones protegidos, dentro de la Reserva de Galápagos.

Hoy, los pescadores vuelven a alertar: la flota regresa, mejor equipada, más estructurada. Y lo hace en un vacío legal que no solo debilita la soberanía marítima, sino que abre la puerta a una catástrofe ambiental silenciosa.

La red no se limita al agua. Articula empresas asiáticas, vacíos normativos, aseguradoras permisivas y Estados que miran hacia otro lado. La pesca ilegal en Sudamérica no es una postal lejana: es una maquinaria activa y bien aceitada que sigue operando con total impunidad.

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