
Productores correntinos de tomates, planean tirar su cosecha o regalarla en las rutas
Actualidad08/08/2025
REDACCIÓN
La Región Productiva de Santa Lucía, en Corrientes, atraviesa una crisis inédita en el sector hortícola. La sobreoferta de tomates provocó un derrumbe de precios tal que, según denunció el productor Miguel Tomasella, hoy se paga por un cajón de 20 kilos lo mismo que el consumidor abona por cada kilo en las góndolas. Esta situación, señaló, deja a los productores sin margen de rentabilidad y con serias dudas sobre la continuidad de la actividad.


Meses atrás, la realidad era distinta: muchos horticultores decidieron tirar la producción antes que venderla por apenas $3.000 el cajón, en un contexto marcado por la importación desde Chile, que cubrió parte de la demanda interna. Entonces, la caída de superficie sembrada, las inclemencias climáticas, la presión de las importaciones y la falta de financiamiento habían golpeado fuerte al sector.
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Ahora, el problema es inverso. La abundancia de oferta interna llevó a una baja abrupta del precio, agravada por la rapidez con que el tomate se deteriora una vez cosechado. “Una de las quejas de los centros de distribución es que están muy maduros”, explicó Tomasella, al remarcar que el valor de mercado no tiene relación con los costos reales de producción.
En diciembre, los productores recibían como máximo $4.000 por un cajón de 18 kilos, menos de la décima parte de lo que el consumidor pagaba en la verdulería. Hoy, advierten que con los valores actuales se repite el mismo esquema de desequilibrio, en el que el productor es el eslabón más débil y los precios se definen en la feria, el transporte o la cámara frigorífica.
La falta de rentabilidad llevó a que muchos evalúen regalar la producción, como ya ocurrió en otros años. En la zona de Goya, algunos productores ofrecen mercadería “al precio que la gente quiera pagar” y no descartan repetir la medida en la rotonda de acceso a la ciudad. “No nos queda otra alternativa. La otra es tirarlos”, admitió uno de ellos.
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Tomasella alertó que no se dimensiona la gravedad de la crisis: “Si no trabajamos, no tendrán más para vender. Lo que hoy se desecha en las chacras podría mañana escasear en las góndolas”. En su caso, afirmó que para salvar la campaña debería recibir al menos $15.000 por cajón, es decir, cinco veces más de lo que le ofrecen actualmente.
A nivel global, la demanda de tomates es alta y constante: en 2024 el mercado alcanzó las 164,68 millones de toneladas y se proyecta un crecimiento del 3,9% anual hasta 2034, cuando podría llegar a 232,84 millones de toneladas. En la Argentina, el consumo per cápita ronda los 16 kilos por año, con una producción que se concentra en provincias como Mendoza, San Juan, Salta, Jujuy y Buenos Aires, además de los cinturones hortícolas de Corrientes.
















